viernes, 25 de junio de 2021

Breve historia del conservadurismo

El conservadurismo se origina con la Revolución Francesa de 1789. Mientras que la conservación o el regreso a un régimen anterior no tenía sentido antes del iluminismo, fue con este que los estamentos nobiliarios, ante la crisis de la Iglesia y la monarquía, comenzaron su reacción. Muy curiosamente, palabras como "reforma", "renovación" y "revolución", tienen su origen en ellos, mas no en las izquierdas que hoy las representan.

En Inglaterra también tenemos ejemplos de conservadurismo, como en los defensores del derecho divino del rey, cosa natural teniendo en cuenta la expansión del pensamiento contrarrevolucionario durante aquellos años.

La causa de este alcance, fue la propia supervivencia e intentos de expansión de la Revolución Francesa, que llevó al mismísimo Edmund Burke a recomendar la invasión de Francia en 1793.

Sólo después de la Revolución los conservadores empiezan a llamarse como tales. Fue en Alemania donde este título fue adoptado más rápidamente, pudiéndose citar como ejemplo la forma en que los partidarios de Bismarck se autodenominaron así en 1867. No obstante, en el resto del continente el concepto se utilizó mas como "palabra policía" para el adversario que para uno mismo, durante un buen tiempo.

Revistas como Le Conservateur, fundada por el mismísimo François-René de Chateaubriand, fueron clave en la creación del concepto de "conservador", aunque el partido por el que Chateaubriand fue ministro de Asuntos Exteriores se llamaba a sí "ultrarrealista".

Los primeros partidos conservadores, surgieron a raíz del sentimiento de facción de este peculiar grupo ideológico. Sin embargo, adoptaron títulos mas amplios que el de "partido conservador" para tales instituciones. Como ejemplos, podemos citar al Partido de Unificación Nacional finlandés, o el Independientes francés.

Curiosamente, a medida que el conservadurismo se volvió parte integral del sistema político, el mismo término perdió peso, pasando a ser símbolo de teorías petrificadas, como el propio comunismo estalinista, lo cual llevó, durante el siglo XX, a diversos cambios de título entre estos partidos.

Si antes de la Segunda Guerra no era vergüenza llamarse "conservador", o "derechista", con la guerra se acentúan los cambios de nombre.

Por ejemplo, en el caso del Partido Popular Socialcristiano en Luxemburgo, o el del Partido de la Unión Moderada en Suecia[1].

Es curioso, porque el concepto contrario al de "conservador", la "izquierda" de la época, no eran los comunistas -que siquiera existían- sino los liberales. El término liberal conservador apareció por primera vez en las Cortes de Cádiz, y desde allí se expandió al resto de Europa.

La historia tiene a veces sentido del humor, y la del conservadurismo sin duda alguna lo refleja. Y es que, pese a su oposición inicial al liberalismo, estos acabaron siendo algo así como la parejita inesperada del curso hacia el siglo XIX.

El pensamiento de Edmund Burke no podría ser más interesante. El así considerado padre del conservadurismo moderno, fue capaz en pleno siglo XVIII de lo que yo considero una síntesis de lo nuevo y lo viejo, de reaccionarios y liberales. Enemigo de lo abstracto y amante de lo concreto, atacó desde el primer momento tanto a Rousseau como a Hobbes, inclinándose por ver a la política como una ciencia práctica, en que lo antiguo demuestra su valía por el mero hecho de haber sobrevivido al paso del tiempo. Es él el autor original de la idea -por mí compartida- del progreso como un gran edificio, en que el arte del estadista será saber cómo seguir construyendo sin destruir los pilares del mismo, y eliminando a la vez las partes que, de continuar existiendo, amenazarán su futuro.

En materia de Estado, abogó por una combinación de monarquía hereditaria y sufragio no universal, siendo un defensor de la economía de libre mercado. Estamos, en efecto, ante el fundador del liberalismo conservador[2].

La influencia de Burke fue sin lugar a dudas clave en el surgimiento de movimientos como el doctrinarismo francés, una suerte de monarquismo liberal, que se ubicaba al centro del espectro político de la época, y que tuvo su equivalente en España con Cánovas del Castillo.

Entre los pensadores que contribuyeron al desarrollo del liberalismo conservador podemos citar a Benjamin Constant, o Tocqueville[3].

Y es que, aunque el conservadurismo fue en sí independiente de esta particular forma de concebir la realidad durante mucho tiempo, hoy en día es imposible entenderlo sin ella.

Bibliografía

1.Von Beyme, Klaus. "El Conservadurismo". Páginas 7-11.

2. Molían, Tomás. "Burke y las concepciones conservadoras de la democracia".

3. Vilches, Jorge. "Cánovas, padre del liberalismo conservador". Ver informe completo en: https://www.clublibertaddigital.com/ilustracion-liberal/52/canovas-padre-del-liberalismo-conservador-jorge-vilches.html


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