El mundo de la política norteamericana es peculiar, hasta el punto en que, en la posición de superpotencia que los Estados Unidos han sabido, para bien o para mal, merecer, suele ser una especie de adelanto de lo que más adelante se expandirá al resto del mundo. Y es en virtud de ello, y de mis experiencias en la extrema derecha de Internet siendo aún un adolescente, que he decidido dedicar un artículo a la que es quizá la mayor manifestación de lo más oscuro de la derecha en la capital del imperio más poderoso de la actualidad.
La alt-right, la derecha alternativa, es un fenómeno complejo, interesante y del que se puede aprender mucho sobre cómo la cristiandad puede reconquistar la política.
Nacida al calor de la crisis cultural ocasionada por las políticas neoliberales de los 80 en adelante, es imposible entenderla sin recurrir a su nicho de nacimiento: Internet, el oscuro -a veces- mundo de las redes sociales.
Lo primero que nota uno al estudiar la alt-right en profundidad, es que se trata de un movimiento juvenil, que aspira a reformar la extrema derecha desde los mismos moldes de su contraparte izquierdista, tanto desde una perspectiva racista y xenófoba, como anti-islámica y anti-corrección política, siendo cada una de estas caras del movimiento representadas respectivamente por sus dos facciones principales: la facción Radix, racialista, y la facción Breitbart, más enfocada (aunque no nos equivoquemos, la otra también lo está) en todo lo demás[1].
Es importante saber que la alt-right, tal como lo explica el Southern Poverty Law Center, se caracteriza por la oposición al establishment político occidental, que como todos sabemos, incluso en sus formas más conservadoras se encuentra imbuido de cierto progresismo. En particular, creen en la existencia de un complot de fuerzas multiculturales (con frecuencia también judías) que conspiran para destruir la identidad blanca, la raza blanca, y su civilización[2].
Es menester entender, también, que la alt-right ha estado desde las elecciones presidenciales de 2016 muy ligada a la presidencia de Donald Trump, por razón de su clara posición anti-establishment y su tendencia a decir barbaridades sin ruborizarse, además de su evidente xenofobia.
Esto no significa que Trump sea alt-right, en absoluto. Más bien, es fácil identificarlo con fuerzas paleoconservadoras, pese a la dificultad que representa su extremo individualismo y su enorme ego.
Orígenes y evolución de la alt-right
Según Marcos Reguera, investigador en formación de la Universidad del País Vasco (y anteriormente de la Universidad de Columbia y en el CUNY Graduate Center de la Universidad de la Ciudad de Nueva York)[118], el origen de la alt-right puede rastrearse hasta inicios de la Era Obama. En el marco en que los baby boomers se organizaban para crear el Tea Party contra la política del nuevo presidente, los millenials se encontraban con un panorama económico nada envidiable.
A pesar del intento de keynesianismo de Obama, muchos jóvenes vieron truncada por la crisis su entrada al mercado laboral, o se vieron abocados al pluriempleo y el trabajo precario que no se correspondía ni con sus expectativas ni con el precio que habían tenido que pagar -a veces, endeudamiento por decenas de miles de dólares en estudios-. Los que ni siquiera tenían estudios universitarios, se encontraron con que el sector industrial había desaparecido y los trabajos más precarios del sector servicios se encontraban copados por afroamericanos y latinos.
Una generación frustrada y depresiva comenzó a encontrarse y converger a través de Internet. Para ellos, al contrario que para sus padres, el problema no era tanto Obama como una sociedad que no ofrecía salidas, y en que el establishment intelectual, a través de la educación y los medios, fomentaba la preocupación por el sufrimiento de las minorías raciales, sexuales y de las mujeres, pero no tenía una palabra para decir sobre los jóvenes blancos de clase obrera.
Eventualmente, a través de páginas en principio apolíticas como 4chan, 8chan, /Pol/ o Reddit, estos jóvenes recibieron estímulos y formaron una subcultura de intercambio de ideas, debates y humor.
De esta forma, con el paso del tiempo, estos jóvenes comenzaron a compartir su rabia con una alta dosis de humor en que predominaba el racismo, el machismo y lo que algunos han dado en llamar homofobia, a través, como podrá imaginar el lector, de aquella gran creación de Internet llamada meme, imágenes encuadradas acompañadas de un breve texto, en donde se ironiza cualquier cuestión haciendo por lo general referencias a la cultura popular.
Los memes ofrecían un formato visual, ágil y ameno de expresar lo que hoy llamaríamos incorrección política. Algunos comenzaron a hacer circular estas expresiones en un tono jocoso (por trolleo, buscando la provocación para divertirse), otros, como síntoma de rebeldía ante lo que entendían como el discurso institucional políticamente correcto. Y muchos como una forma menos agresiva de promocionar sus ideales excluyentes. Una parte de este último grupo acabaría deviniendo en las actuales figuras mediáticas y líderes de la alt-right. En lo que todos ellos parecen coincidir, es que en estos inicios la mayoría de sus compañeros de red no estaban conscientes de participar en el nacimiento de la nueva extrema derecha, sino que todo formaba parte de un ejercicio de provocación y rebeldía, una actividad ociosa que además cumplía la función de servir como terapia colectiva y virtual.
Con el tiempo, la parte más lúdica y "canalla" fue reconducida hacia debates más explícitamente políticos y sociales, surgiendo así el discurso y la ideología alt-right, a través de los chats y foros de Internet. El movimiento tenía sus líderes de opinión y referentes, pero fue bastante horizontal y participativo en su formación y desarrollo. Cronológicamente, coincidió con varios movimientos de izquierda surgidos en reacción a los efectos de la crisis, como el Occupy Wall Street o el 15-M español, y al igual que en estas experiencias, las personas se reunían (aunque en este caso, de modo virtual) para criticar al establishment y plantear una nueva política. Pero al contrario que en las plazas, la comunidad no buscaba verse las caras, sino que todo se desarrolló entre avatares, motes y nombres falsos. Los líderes actuales tienden a explicar esta búsqueda del anonimato como consecuencia de la represión a causa de sus ideas. Sea esto cierto o no, esta dinámica no se puede desvincular de un fenómeno muy común en el mundo de la información y la política digital: la proliferación de la visceralidad política en las redes: personas que aprovechan el anonimato para defender posiciones agresivas, irrespetuosas o radicales, amparadas en la seguridad de un avatar.
Esta lógica de la impunidad ante la reprobación social ha sido un elemento muy importante en el proceso de radicalización del movimiento. Relacionarse a través del avatar proporciona el reconocimiento de los seguidores que puedan surgir evitando las consecuencias de exponerse en persona.
De esta manera, resultó mucho más sencillo para los jóvenes de esas páginas exhibir un discurso políticamente incorrecto y radicalizarse cada vez más.
Milo Yiannopoulos, el ya por todos conocidos provocador profesional y referente de la alt-right de la fracción Breitbart propuso en un influyente artículo titulado Guía de la Alt-Right para Conservadores del Establishment, una hipótesis que sostiene que el surgimiento del movimiento respondería a los mismos motivos que la rebelión de los jóvenes de Mayo de 1968[3], la famosa revuelta francesa que obligó a De Gaulle a viajar a Alemania para negociar el apoyo de las fuerzas armadas en caso de que fuese necesario retomar París de los revolucionarios, y que se originó por el contraste entre la cultura juvenil y una Francia autocrática, jerárquica y ligada a la tradición[4], siendo en este caso el moralismo progresista y una situación en que el horizonte de expectativas de la juventud es insatisfactorio lo que alienta un levantamiento contra las normas establecidas.
En las últimas décadas, hemos visto surgir y afianzarse el movimiento en contra de la discriminación, el racismo y a favor de los derechos de las mujeres. Estos movimientos son fundamentales en la construcción de una sociedad mejor, pero junto a las conquistas necesarias se han ido desplegando en algunos casos unas formas y modelos moralistas e intransigentes, transformando parte de un movimiento muy necesario en una cruzada moral. Las consecuencias de esto es una sociedad que sigue siendo en buena medida machista, discriminatoria y racista, pero con un levantamiento de grupos reaccionarios y la pérdida de simpatía del gran público, aquellos que aprueban el progresismo sólo por convención.
Es importante saber que es en este contexto que ha surgido una mentalidad entre muchos jóvenes, que imagina una lucha rebelde contra lo que identifican como lo políticamente correcto. La convención cultural que, a su juicio, enmascara el principal problema social, que es la desaparición de la sociedad blanca, la suya y la única capaz de ofrecerles un futuro.
En ese sentido, Milo no se equivoca del todo al afirmar que la alt-right es un fenómeno similar al de los jóvenes del 68. Unos se rebelaron contra la conservadora sociedad moralista de la posguerra, otros contra la moralización de la justicia social. Ambos se rebelaron en nombre de la libertad, unos en la forma de un comunismo antiautoritario, otros contra el totalitarismo y la censura de lo políticamente correcto.
El momento clave en la transformación de este movimiento llegó en las elecciones presidenciales del 2016, cuando el candidato republicano y futuro presidente Donald J. Trump vino a personificar con su discurso irreverente, buena parte de lo que durante años se había gestado en los rincones de la red. Sin embargo, por una ironía del destino, no fue Trump quien llevó a la alt-right al estrellato, sino Hillary Clinton.
En un discurso de campaña en la ciudad de Reno, el 25 de Agosto de 2016, Clinton sugirió una vinculación de su oponente con los radicales de la derecha alternativa a través de su nuevo director de campaña, el señor Steve Bannon.
El principal ideólogo alt-right de la facción Radix, Richard B. Spencer, cuenta que en aquel momento se encontraba en Tokio, cuando su correo personal se inundó de peticiones de entrevistas por parte de la prensa para que explicara qué era la derecha alternativa. En aquél momento, el movimiento había dejado de ser un conjunto de ciberactivistas para convertirse en una opción política de primer orden.
Algunos en la alt-right, como Bannon desde Breitbart News, Anglin desde Daily Stormer o Spencer desde Radix, llevaban tiempo ejerciendo un liderazgo simbólico en el movimiento como figuras de referencia, y pasaron a convertirse en líderes del mismo. Y con ello llegó el momento mediático: entrevistas, aparición en programas, giras universitarias y reuniones de celebración por el ascenso de Trump.
Los miembros de la alt-right van surgiendo del anonimato, pero en el movimiento se sigue manteniendo aún la subcultura virtual que permite coordinar una red de seguidores aún bastante horizontal, y poco a poco ir convirtiendo un movimiento de protestas en uno de masas, tarea en que se encuentran en este momento sus líderes, en particular Spencer.
Desde el momento en que la derecha alternativa se ha convertido en un fenómeno de audiencias muestra una serie de elementos comunes que unifican a sus miembros.
Uno de sus mayores éxitos ha sido construir una imagen alejada del tradicional skinhead neonazi violento que tanto rechazo causa en la sociedad.
En su lugar, nos encontramos con intelectuales trajeados y celebrities excéntricos, que ofrecen un discurso bien estructurado con ideas provocadoras y comentarios agudos, todo ello expuesto con grandes dotes comunicativas.
En contraste con la derecha tradicional, la alt-right presenta un alto grado de sofisticación intelectual y capacidad discursiva, cosa que los vuelve mucho, mucho más peligrosos.
Esto a su vez le permite prescindir de la violencia (por ahora), lo que ha provocado una paradójica violencia de parte de algunos grupos de izquierda norteamericana.
El 20 de Enero del 2017 un sujeto embozado asestó un puñetazo a Richard Spencer mientras contestaba a la CNN en una entrevista en la calle, lo cual se hizo viral, apareció en periódicos de medio mundo y provocó que el mismísimo Slavoj Zizek legitimara el ataque a Spencer.
Una semana después, Yiannopoulos tuvo que cancelar un acto en la Universidad Berkeley y ser evacuado por la policía cuando una protesta pacífica contra su presencia en el campus devino en un intento de ataque al edificio por parte de una turba encapuchada con palos y lanzacohetes caseros.
Y mientras la izquierda debate si estos actos son legítimos o no, la extrema derecha ha conseguido instrumentalizar estos sucesos para presentarse como pobres y pacíficas víctimas atacadas por violentos izquierdistas y sus cómplices de los medios de comunicación.
De eta manera, la derecha alternativa ha conseguido invertir los papeles, haciéndose ver como paladines de la libertad.
Con ello van consiguiendo poner de su parte a los medios conservadores tradicionales, y comienzan a levantar simpatías entre los derechistas moderados.
El propio Trump amenazó por Twitter a la Universidad Berkeley, con que si se repiten estos actos violentos revisaría su financiación pública.
Otro elemento presente en la derecha alternativa es el uso prolífico de la ironía y el humo, que, como vimos, se encuentra en ella desde sus mismos orígenes, con el uso del meme como principal arma. De un meme surgió precisamente el que ha acabado erigiéndose como su símbolo: Pepe the Frog, una rana mal dibujada.
Puede resultar hasta ridículo que una caricatura fea sea el símbolo del movimiento. Le resta seriedad y credibilidad. Pero eso no preocupa a los líderes alternativos, pues son conscientes de que la puesta en escena de su discurso es suficiente para dotar de seriedad al movimiento, y con elemento como la rana o el uso generalizado de memes restan dureza a su imagen.
A todo ello se suma el uso de un argot, un lenguaje especial que crea una identidad compartida. Algunos ejemplos son human biodiversity (biodiversidad humana, desigualdad racial), libtard (progresista y retrasado, izquierdista simplón), cuckservative (político conservador que defiende lo políticamente correcto), y mi preferido personal, normie (convencional, persona normal que sigue los dictados de una sociedad izquierdista, y que puede ser convertido en alt-right tras ser liberado).
Pero para hablar de las ideas de la alt-right es necesario atender a una distinción que es fundamental, ya que como se dijo, existen a granes rasgos dos facciones en el movimiento que a la par se complementan y se encuentran enfrentadas: la facción Radix, la alt-right pura, cuya preocupación central es la raza, y la facción Breitbart, más mediática y mainstream, centrada en las luchas culturales y muy especialmente en el discurso de género.
La distinción se fundamenta en que, mientras los más radicales se referencian a sí mismos así, el mote de alt right de los segundos vino impuesto por sus enemigos, aunque huelga decir que presentan también ciertas similitudes, como un lenguaje y un origen comunes. De todos modos, lo alt-right "puros" rechazan la noción de que los Breitbart formen parte del movimiento, llamándoles alt-light.
La facción Radix
La revista Radix Journal es el principal centro de referencia intelectual de la derecha alternativa. Está dirigida por su fundador, el señor Richard Spencer, quien llegó a autodefinirse como el Karl Marx de la alt-right. Radix se encuentra a su vez vinculada al National Policy Instituye, un think thank supremacista blanco, dirigido también por Spencer, desde el que se dedica a la renovación ideológica del racismo como principal objetivo.
Spencer es además el inventor del término. Si bien existe una polémica entre él y Paul Gottfried sobre autoría del término, todo parece indicar que la idea fue de Spencer, en un artículo suyo titulado The Conservative Write, una crítica al neoconservadurismo, y donde se anuncia el porvenir de una nueva derecha, la derecha alternativa.
El concepto de la alt-right, tal y como lo explica Spencer en su The Napoleon of the Current Year, publicado en Radix Journal, resultó de una contracción pegadiza que él realizó para hacer más atractivo el término.
Pero...¿Qué significa Radix? Tal y como lo explica la revista anteriormente aludida, radix es una palabra latina que significa raíz, y es la base etimológica de la palabra raza, así como de radical.
Y aunque la revista reivindica el sentido original del término radical (ir a la raíz del asunto), la página sugiere la fusión de los dos términos (raza y radical, racismo radical).
Es curioso, porque de hecho el archienemigo de la izquierda moderna realizó su tesis de máster en humanidades en la universidad Chicago sobre la música de Wagner en el pensamiento del filósofo de la Escuela de Frankfurt Theodor Adorno.
Esto es importante, pues refleja un elemento que va a estar presente en toda la derecha alternativa, y especialmente entre los Radix: Spencer elaboró su pensamiento a partir de la lectura de las obras de los filósofos de la Escuela de Frankfurt, quienes fueron también los máximos referentes de los jóvenes del 68. Ha acudido a los padres de sus enemigos directos, la izquierda.
Los filósofos frankfurtianos eran, con diferencia, una de las fuentes más complicadas desde las que generar una ideología neofascista, y sin embargo, el gran logro de gente como Gottfried o Spencer ha sido comprender la estructura del pensamiento frankfurtiano para subvertirlo y ponerlo al servicio de la reacción.
Si a partir de la Escuela de Frankfurt y la new left se desarrolló un modelo de pensamiento que transitó desde la identidad de clases a las identidades en plural (de raza, género y sexualidad), Spencer logró hacer de la identidad blanca, supuestamente oprimida por la sociedad multicultural y feminizada, su bandera: el famoso identitarianismo.
Este identitarianismo está, según Reguera, fuertemente influido por un pensamiento nietzscheano en que la voluntad de poder lleva a una inevitable colisión entre razas.
Es curioso, porque estos nuevos racistas evitan referirse a elementos fisionómicos a la hora de justificarse. El color, las formas faciales y la estatura no es para ellos relevante, alegando que existen diferencias culturales y de inteligencia innatas, con lo que es necesario separar a las razas y crear etnoestados, naciones racialmente homogéneas en donde no se generen conflictos culturales.
Para justificar esta idea, se apoyan en estudios neurológicos y psicológicos de una corriente de psicólogos que han popularizado los informes de CI comparados entre diferentes grupos raciales en los Estados Unidos. Libros como The Bell Curve han sido clave en la consolidación de esta idea.
Todo esto provoca, según Spencer y su alt-right, que las minorías raciales no puedan formar parte de la América genuina, lo que provoca grandes distorsiones sociales, así como una cultura de la reparación que, al querer compensar a las minorías raciales, las vuelve parásitos del resto de la sociedad, debilitándose así las bases de la misma. ¿La solución? Expulsar a los no blancos del país y crear un etnoestado.
La facción Breitbart (o alt-light)
Fue Spencer quien en una entrevista concedida a Mother Jones habló por primera vez de facciones. Se refería de esta manera tanto a sí mismo como a todo el universo que rodea al periódico digital Breitbart News, llamándoles fracción Breitbart.
En posteriores entrevistas y artículos, se ha referido a ellos también como alt-light, para marcar las diferencias de enfoque e intensidad respecto a sus propuestas. Por todo ello, tanto él como el resto de Radix muestran cierto desprecio hacia esta facción y sus representantes, en particular Milo Yiannopoulos.
Por otro lado, las principales figuras cercanas a Breitbart han negado ser parte de la alt-right, pero también es cierto que se ha afirmado que en todos ellos la alt-right aparece como elemento atractivo, algo conveniente de rechazar en público pero que se acepta en privado. Todos han reflexionado sobre la alt-right y la han defendido de los ataques de la izquierda, y esto ha llevado al periodismo progresista estadounidense a identificarlos con este movimiento, razón por la que, como Reguera, he optado por considerarla como una probable manifestación de la misma.
En esta vertiente, las dos figuras que más han destacado han sido dos elementos tan dispares como Milo Yiannopoulos y Steve Bannon.
Lo característico de esta banda es su fuerte carácter mediático y tendencia al espectáculo. Entre ellos predomina el recurso a la irreverencia y al humor como método para presentar sus controvertidas tesis.
La ironía es un arma al servicio de una guerra contra lo políticamente correcto, en donde toda acción o declaración están justificadas y amparadas por la libre expresión.
Este recurso a la libertad les ha llevado a definirse como libertarios conservadores. Los archienemigos de esta banda son el feminismo, al que acusan de sabotear el libre pensamiento en Estados Unidos, y el Islam, cuya visión distinta de la sociedad le convierte en una amenaza para Occidente (tesis que comparto al cien por ciento).
Según su visión, el feminismo habría invertido los papeles, y ahora serían los hombres el grupo oprimido incapacitado de liberarse por temor a la acusación de machismo. Por otra parte, los Breitbart han tomado el discurso de Huntington[5]. Samuel Phillips Huntington fue un politólogo estadounidense, quizá el más relevante del mundo tras los atentados del 11-S, que de hecho, llegó a predecir en cierta forma. Nacido en Nueva York el 18 de Abril de 1927[6] y fallecido el 24 de Diciembre del 2008[7], es referencia en la materia por marcar la línea que separa los regímenes de los sistemas políticos. Sin embargo, la razón por la que es más recordado son sus predicciones sobre el futuro: afirmó que el mundo está dividido en siete u ocho grandes civilizaciones, la europea-occidental (que incluye América del Norte y Australia), la chino japonesa, la cristiana ortodoxa, la islámica, la hindú, la africana, la latinoamericana y la budista[8], fundamentadas sobre la religión, y que por sus valores comunes, fuente de confianza, tienden a consolidarse en torno a un Estado central y a tener relaciones lejanas y muchas veces conflictivas con las demás.
Huntington afirmó que Occidente ha entrado en una fase de decadencia, manifestada tanto en su retroceso demográfico, como económico y militar, lo cual tenderá a aumentar la confianza de las otras civilizaciones en sus propios valores, y que los frentes de batalla del futuro serán las líneas territoriales entre civilizaciones, así como los territorios dominados por más de una civilización, razón por la que se opuso a la inmigración masiva del Tercer Mundo[9]. Todo esto deriva en la conclusión de que el imperialismo occidental, que aspira a imponer su propia civilización a todo el planeta, sólo puede ser una fuente de conflicto, que a la larga podría generar una guerra mundial. La única forma de evitar un futuro más dividido y violento, es que los líderes mundiales acepten el nuevo orden multipolar[10].
Pero volviendo a los Breitbart, la adopción de la tesis de Huntington los ha llevado a poner su foco no en la raza, sino en la cultura y la religión. De esta manera, los Breitbart señalan como amenaza para la libertad todo lo que no surja de la civilización occidental judeocristiana.
Milo Yiannopulos fue quizá el ejemplo más exitoso entre los Breitbart: medio millón de seguidores en YouTube, dos millones en Facebook, y más aún en Twitter (hasta que su cuenta fue cancelada).
Milo es un griego emigrado en su niñez a Inglaterra, medio judío por parte de su madre, y abiertamente homosexual.
Ataviado con chaquetas de lentejuelas, collares de perlas, el pelo teñido en tonos fluorescentes y bolsos de alta gama, la marica peligrosa, tal y como se hacía llamar antes de su (supuesta) conversión al catolicismo lo tiene todo para ser la víctima de un ultraderechista tradicional, y sin embargo llegó a ser el gurú y estrella mediática de la derecha alternativa.
Es famoso por conceder entrevistas a medios y protagonizar charlas en universidades con un tono provocador, irónico y cínico. Ha sido el referente que mejor ha sabido captar y personificar el espíritu transgresor e internauta de los orígenes de la alt-right, para transformarlo en un producto televisivo.
Milo cuenta con grandes dotes comunicativas: rapidez en la réplica, un lenguaje incisivo y claridad en los mensajes. Si bien sus ideas no llegan al refinamiento de Spencer, es un comunicador provocador y de gran eficacia. Un maestro del uso cínico de la ironía como medio para extender un discurso, una persona capaz de convertir ideas controvertidas en tendencia viral en las redes, y con una envidiable capacidad para reformular el lenguaje político en términos del consumo cultural de las nuevas generaciones.
El mejor ejemplo de esto es un videoclip sobre la construcción del muro en la frontera con México prometido por Donald Trump, al más puro estilo MTV. En él, Milo junto a dos atléticos jóvenes comienzan a construir el dichoso muro, buscando seguramente transmitir a los más jóvenes las ideas del nuevo presidente como algo a la moda.
Si bien Milo es la gran figura de la facción Breitbart, su discurso irreverente terminó por pasarle factura, cuando la Conservative Political Action Conference, un think thank conservador, le retiró la invitación para hablar de su autobiografía, a raíz de su afirmación de que la atracción hacia un niño de trece años físicamente desarrollado no es pedofilia, y sus bromas sobre el abuso que sufrió por parte de un sacerdote católico cuando era niño.
Estas declaraciones se encontraban en un vídeo que él mismo había subido a Internet pero que había pasado inadvertido hasta que fue aireado por un grupo, también conservador, llamado The Reagan Batallion. La fuente del ataque es significativa, pues refleja el rechazo de sectores de la derecha que se opusieron a la candidatura de Trump hacia su persona, que ya se ha cobrado su primera cabeza en la alt-right.
Por otro lado, muchos en la facción Radix y grupos neonazis llevaban tiempo pidiendo la cabeza de Milo. Spencer, por considerar que su estilo frivolizaba la causa de la derecha alternativa, y Anglin por considerar que un gay judío no podía ser su principal cara mediática.
En todo este ajuste de cuentas dentro de la derecha se puede encontrar también la dimisión del antiguo consejero de seguridad nacional de Donald Trump, Michael Flynn, mostrando que las trayectorias de estos personajes son tan fulgurantes y breves como los destellos de una tormenta.
El golpe más duro para Milo ha venido de todas formas desde su medio editorial, Breitbart News, del que ha tenido que dimitir como editor senior.
El hecho de que Milo caiga como producto de una actitud sectaria de la derecha, y no de la izquierda a la que siempre criticó, es sin lugar a dudas irónico.
Dentro del grupo Breitbart, Steve Bannon es el referente más importante, porque sirve de nexo de unión entre estos y los Radix. Más abiertamente racista que la mayoría de los Breitbart, pero con una mentalidad comunicativa de su facción de origen.
En el año 2012 se hizo con las riendas de Breitbart News, un periódico digital fundado por Andrew Breitbart dos años atrás, con el objetivo de promocionar el sionismo en los Estados Unidos.
Andrew Breitbart murió cinco años después de fundar su periódico, y Bannon viró la línea editorial desde el sionismo al supremacismo blanco y el discurso del choque de civilizaciones.
Su empeño editorial le llevó a convertir el periódico en uno de los más importantes centros de referencia de la América conservadora.
Esta experiencia editorial, unida a su etapa como productor de cine, le ha otorgado una experiencia y visión en la comunicación política que pocos consejeros en Washington demuestran poseer. La estrategia de Bannon es doble, y se demuestra en el aluvión de órdenes ejecutivas de las primeras semanas de Trump, de las que él es autor tanto en el texto como en la estrategia comunicativa.
La filosofía que subyace en esta iniciativa legislativa extrema es, según Reguera, la de llevar el aguante de la sociedad al límite, con el fin de testar el grado de apoyo de sus incondicionales y críticos, así como para comprobar el grado de movilización de los opositores y la tolerancia de los grupos neutrales y de las instituciones.
De esta manera, se dibuja un umbral de reforma política sobre el que Bannon y Trump pueden trabajar como margen de acción.
La estrategia, osada y exitosa, no ha sido gratuita para el gobierno, pues le ha valido la cabeza de Flynn, aunque en contrapartida ha revelado que los servicios de inteligencia se encuentran enfrentados a la actual administración, y poco cooperativos a la hora de compartir su información, lo que les sitúa al borde de la sedición. Esto ha llevado a Trump a la inaudita decisión de conformar un equipo en la Casa Blanca que estudie la relación entre los servicios de inteligencia, y su posible reforma.
Lo que parece claro es que Bannon está amasando un poder que no veíamos en un consejero presidencial desde tiempos de Bush[11].
Bibliografía
1.Reguera, Marcos. "Alt Right: radiografía de la extrema derecha del futuro". Páginas 1-2. Ver informe completo en: http://www.pensamientocritico.org/primera-epoca/marreg0917.pdf
2.Southern Poverty Law Center. "Alt-right". Ver informe completo en: https://www.splcenter.org/fighting-hate/extremist-files/ideology/alt-right
3.Oñate, Kike. Osande, Emilio. "La Alt Right, o derecha alternativa, ha transformado la política estadounidense". Ver informe completo en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244412
4.Wolin, Richard. "Events of May 1968". Ver informe completo en: https://www.britannica.com/event/events-of-May-1968
5.Reguera, Marcos. "Alt Right: radiografía de la extrema derecha del futuro". Páginas 4-10. Ver informe completo en: http://www.pensamientocritico.org/primera-epoca/marreg0917.pdf
6.Rivera, Berta. "Samuel P. Huntington y la diferencia entre los regímenes y los sistemas políticos.". Ver informe completo en: https://loff.it/society/efemerides/samuel-p-huntington-143011/
7.El País. "Muere Huntington, autor de 'El choque de civilizaciones'". Ver informe completo en: https://elpais.com/cultura/2008/12/27/actualidad/1230332403_850215.html
8.Valcarcel, Amelia. "Choque de civilizaciones". Ver informe completo en: https://elpais.com/diario/2006/11/04/babelia/1162600751_850215.html
9.Hueso García, Vicente. "El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial: una visión pesimista del nuevo orden mundial".
10.La Nación. "Samuel Huntington: occidental y cristiano". Ver informe completo en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/samuel-huntington-occidental-y-cristiano-nid605621
11.Reguera, Marcos. "Alt Right: radiografía de la extrema derecha del futuro". Páginas 10-12. Ver informe completo en: http://www.pensamientocritico.org/primera-epoca/marreg0917.pdf
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