Sostengo que un libre mercado plenamente funcional es contradictorio con la naturaleza humana en un nivel fundamental, al menos en el grado de complejidad que este ha alcanzado en la actualidad.
La economía conductual puede definirse como la rama de la Economía que pretende aplicar principios psicológicos a los análisis económicos, que ganó cierta relevancia en los círculos intelectuales a raíz de la entrega del Premio de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2017 a una de sus principales figuras, el economista y profesor de la Universidad de Chicago Richard Thaler. El mérito de Thaler y los economistas conductuales, es haber incorporado varios principios de la psicología en el análisis económico, logrando así una mejor comprensión de la toma de decisiones en los agentes económicos, anterior considerados como agentes racionales y optimizadores, al tomar en cuenta las preferencias sociales, y lo que es más importante, nuestra racionalidad limitada y falta de autocontrol.
En el marco de la racionalidad limitada, el profesor Thaler desarrolló la teoría de la contabilidad mental, que indica que las personas tienden a simplificar sus decisiones financieras a través de la creación de cuentas mentales diferentes para cada tipo de gasto.
Esta noción sirve para explicar como, con frecuencia, podemos endeudarnos en determinados gastos, manteniendo intacto el dinero que mentalmente hemos destinado a otros, que podrían parecer superfluos.
En esta misma línea, Thaler ha desarrollado también estudios sobre el efecto dotación, que sugiere que solemos asignar un mayor valor a las cosas por el mero hecho de ser nuestras.
En lo referente a preferencias colectivas, sus investigaciones sobre la noción de justicia en la toma de decisiones han sido muy importantes, al demostrar que la preocupación por la misma y por la equidad por parte de los consumidores es incluso capaz de detener el aumento en períodos de alta demanda, como cuando dejamos de comprar paraguas en tiempos de mucha lluvia molestos por el incremento de precios por parte de los vendedores.
Sin embargo, el que a mis ojos es el mayor aporte de la economía conductual, tiene que ver con la demostración de hasta qué punto puede influirnos nuestra gran falta de autocontrol.
A partir de nociones de la psicología y las neurociencias, Thaler sugirió analizar el problema de la falta de autocontrol a través del modelo del planeador-hacedor, que ha servido para explicar cómo muchas veces nuestras tentaciones de corto plazo suelen vencer nuestras metas racionales de largo plazo, como nuestro yo-hacedor, irracional y cortoplacista, suele superar al yo-planeador, racional y de largo plazo.
En base a la evidencia recolectada, Thaler escribió en 2008, junto a su colega Cass Sunstein, el libro Nudge: Improving Decisions about Health, Wealth, and Happiness, donde desarrolló varios conceptos que fueron clave en el desarrollo de la administración Obama en los Estados Unidos, y de David Cameron en el Reino Unido.
Como método para controlar estas irracionalidades, Thaler propuso los así llamados empujones, un estilo sutil de política que utiliza refuerzos positivos para alentar a las personas a tomar decisiones más cercanas a su parte planificadora sin ejercer coacción y preservando la libre elección, el así llamado paternalismo libertario[1].
Más allá de las críticas hacia el trabajo de Thaler (como la acusación de identificar erróneamente la economía neoclásica con la defensa del mercado libre, o o ignorar a los economistas que no son neoclásicos, como los austríacos[2]), parece ser evidente que sus aportes han sido efectivos y útiles.
Un artículo publicado en The New York Times el 23 de Febrero del 2016, nos da un buen ejemplo.
El corto ensayo empieza con la pregunta de porqué los estadounidenses no ahorran más para la vejez incluso cuando sus empleadores prometen igualar sus ahorros, sacando la respuesta de la psicología: la procrastinación.
La solución planteada, que de hecho se aplicó en la realidad, consiste en, en lugar de dar a los trabajadores la opción de inscribirse en un plan de ahorro para la jubilación, inscribirlos automáticamente y darles la opción de no participar, lo cual resultó en un nivel empírico en un incremento notable de la participación en estos planes. Logros que, sin embargo, fueron insuficientes[3].
Soy de la idea -confirmada por los datos que acabo de presentar- de que con frecuencia la dilación, los sesgos cognitivos o simplemente la estupidez nos ganan, y de que eso tiene una influencia clave en el desarrollo de los procesos económicos.
Hasta la década de 1980, la hipótesis dominante era la de los mercados eficientes. Algunos piensan que fue la crisis financiera mundial, con su colapso de los mercados de crédito y la consiguiente caída del 50% en las acciones globales, lo que hizo que la fe en ella empezara a ser cuestionada. Pero esto realmente sucedió en los 80. Probablemente, fue el colapso de Octubre de 1987 lo que la quitó del trono, pues la caída de las acciones estadounidenses en más de un 30% y las australianas en un 50% en dos meses cuando había muy poca información nueva para justificar eso simplemente no podían ser explicadas.
Estudio tras estudio ha demostrado la volatilidad del mercado de acciones, que es sencillamente demasiado alta para ser explicada sólo por los fundamentos de la inversión: también la psicología influye en el desarrollo de las fases alcistas y bajistas en los mercados de inversión.
Muchos estudios han demostrado que los humanos en general somos una especie irracional e imperfecta, que sufre numerosas fallas de razonamiento. Las seis principales, son las que siguen.
En primer lugar, tendemos a extrapolar el presente hacia el futuro. Minimizamos la incertidumbre y asumimos que las tendencias recientes, buenas o malas continuarán, cosa que creo que todos hemos experimentado en nuestra vida cotidiana, y que seguramente tiene mucho que ver en decisiones radicales como el suicidio.
En segundo lugar, damos demasiado peso a las recientes experiencias espectaculares o personales en la evaluación de la probabilidad de que un evento suceda. Esto da como resultado una implicación emocional en la estrategia de inversión. Por poner un ejemplo, si un inversor ha experimentado una inversión ganadora últimamente, es probable que espere que las cosas continúen así. Una vez que comienza una burbuja, el compromiso emocional de los inversores no hace más que ayudarla a perpetuarse.
En tercer lugar, tenemos al exceso de confianza: las personas tienden a confiar demasiado en sus propias capacidades de inversión, particularmente los hombres[4]. Un ejemplo de esto, es cómo el único banco de Islandia que operó en números positivos durante la crisis de 2008 era uno dirigido exclusivamente por mujeres, cosa en la que probablemente influyeron las hormonas masculinas y su tendencia a generar exceso de confianza[5]. A esto podemos inferirlo sobre la base de lo que sabemos con respecto a la forma de operar con el dinero de hombres y mujeres: según un artículo de The Wall Street Journal, las mujeres se concentran mucho más en el futuro que los hombres, quienes tienden además a no reconocer los errores a tiempo, por lo que asumen mayores pérdidas. En cambio, ellas toman decisiones más lentamente, a raíz de una aversión al riesgo que las caracteriza no sólo en materia de inversiones, sino en todos los aspectos de la vida, cosa que se refleja en su tendencia a evitar los riesgos y a asegurar su tasa de retorno[6].
Como cuarto punto, tendemos a la excesiva lentitud a la hora de ajustar las expectativas a la nueva información, lo cual explica por qué las burbujas y bloqueos de mercado normalmente se desarrollan durante largos períodos.
Con la cuestión de la información se relaciona su uso selectivo, cuando ignoramos la información que entra en conflicto con las vistas actuales. Los humanos tendemos a hacer nuestra propia realidad, lo que no hace más (o más bien, hace mucho, mucho más) que colaborar con las burbujas.
Por último, pero no menos importante, tenemos a la expresión de deseos, que se refiere a que las personas tienden a requerir menos información para predecir un evento deseable que uno no deseado, lo cual explicaría en parte porqué las burbujas de precios de activos normalmente preceden a los accidentes[7].
Otro ejemplo, más sutil pero a la vez mucho más evidente de aparente irracionalidad en el comportamiento de los agentes económicos, tiene que ver con la cuestión salarial. Permítame usted contarle una historia: en el año 1914, Henry Ford realizó un gran anuncio que conmocionó al país, hasta el punto de causar que el editor financiero de The New York Times se tambaleara en la sala de redacción y le preguntara a su personal si acaso el señor Ford se había vuelto loco.
Esa mañana, la Ford Motor Company comenzó a pagar a sus empleados cinco dólares al día, más del doble del salario promedio de los fabricantes de automóviles en 1914. Además, estaba reduciendo la jornada laboral de nueve horas a ocho horas, una caída significativa de la semana laboral de 60 horas que era el estándar en la fabricación estadounidense.
Según un artículo en el Post patrocinado por el fabricante, Ford llegó a la nueva escala salarial durante una reunión con sus gerentes.
Escribió en la pizarra los estándares salariales de Ford: salario mínimo de dos dólares y treinta y cuatro centavos por una jornada de nueve horas. Arrojó la tiza, y ordenó calcular cuanto más se le podía dar a sus hombres. Los ejecutivos de Ford trabajaron durante todo el día, añadiendo veinticinco centavos por hora, con Ford continuamente reclamando que no era suficiente.
Cuando habían duplicado el salario hasta cuatro dólares con ochenta centavos alguien sugirió, quizá irónicamente, incrementarlo a cinco, a lo que Ford accedió.
Un reportero del Times viajó a Detroit para aprender más sobre este movimiento. Al llegar allí, encontró a los fabricantes entrando en pánico y prediciendo desastres. Dijeron que los salarios más altos causarían que otros empleadores abandonen la ciudad, y que los que se quedaran y trataran de igualar los salarios de Ford irían a la quiebra, además de la misma Ford Motor Company.
Afortunadamente, el periodista pudo tener una audiencia con Henry Ford, y entrevistarse con él durante dos largos días. Los resultados de esa entrevista se encuentran en su libro de 1952 The Wild Wheel. Recordó haber preguntado a Ford porqué aumentó los salarios cuando todos los demás intentaban reducirlos a la cifra más baja posible, a lo que él respondió que si el corazón del barrendero está en su trabajo, puede ahorrarnos cinco dólares al día recogiendo herramientas pequeñas en lugar de barrerlas.
Ford se dio cuenta que necesitaba salarios más altos para retener a los trabajadores y que estos pudieran soportar la presión y monotonía de su línea de montaje. El ritmo del trabajo eran tan exigente que muchos obreros eran incapaces de soportarlos durante nueve horas por dos dólares y treinta y cuatro centavos al día[8]. En 1913, Ford contrató a más de 52.000 hombres para mantener una fuerza laboral de sólo 14.000. Los nuevos trabajadores requerían un costoso período de asentamiento, lo cual empeoró las cosas para la empresa. El aumento en el costo y la demora en la producción impedían a Ford vender sus autos al bajo precio que quería, por lo que se necesitaban medidas drásticas para mantener su producción.
Hay, además, algunos matices que añadir: la tarifa de cinco dólares al día era aproximadamente la mitad de la paga y la mitad de la bonificación. Esta vino con los requisitos de carácter, y fue aplicada por la Organización de Socialización: esta era un comité que visitaba las casas de los empleados, para asegurarse de que hacían las cosas a la manera americana. Se suponía que debían evitar el juego y la bebida, aprender inglés y, en muchos casos, asistir a clases para americanizarse. Las mujeres no eran elegibles para el bono a menos que fuesen solteras y sostuvieran a su familia. Además, los hombres no eran elegibles si sus esposas trabajaban fuera del hogar[9].
Pero Ford tenía una razón de todavía más peso para incrementar su salarios, que señaló en un libro de 1926, Today and Tomorrow:[...]El propietario, los empleados y el público comprador son todos iguales, y a menos que una industria pueda manejarse a sí misma para mantener los salarios altos y los precios bajos, se autodestruye, ya que de lo contrario limita el número de sus clientes. Los propios empleados deberían ser sus mejores clientes. [...]Aumentamos el poder de compra de nuestra propia gente, y ellos aumentaron el poder de compra de otras personas, y así sucesivamente[...] Es esta idea de aumentar el poder de compra pagando altos salarios y vendiendo a precios bajos lo que está detrás de la prosperidad de este país[10].
En 1919, ante el éxito de la medida (la empresa pasó de vender 308.000 modelos a 501.000 en un año), Ford volvió a aumentar su salario mínimo, esta vez a seis dólares diarios, con los mismos resultados. Al respecto, Ford le dijo a Garret: [el] pago de cinco dólares al día por un día de ocho horas fue uno de los mejores movimientos de reducción de costos que hemos hecho, y el salario de seis dólares al día es más barato que los cinco. No sabemos hasta dónde llegará esto.
El destino sabe de ironías, y este es sin duda un ejemplo: en 1929, a raíz del colapso del mercado de valores, aumentó los salarios a siete dólares diarios, con la esperanza de una recuperación económica, pero esta vez no funcionó: la crisis no hizo más que profundizarse. La culpa, según él, radicaba en que los empresarios ponían el motivo de las ganancias sobre lo que el refería como el de los salarios.
Ford le explicó a Garret que cuando las empresas solo pensaban en las ganancias para los propietarios 'en lugar de proporcionar bienes para todos', con frecuencia fracasaban.
Aunque logró darle a la compañía ganancias récord, el mayor logro de Ford fue sin embargo establecer un estándar para los salarios que, a pesar de todas las predicciones de fatalidad para su empresa, todas las demás compañías se vieron obligadas a adoptar[11]. Pero...¿Realmente se mantuvo esa política con el paso del tiempo? Esta cuestión no es baladí, puesto que puede definir la necesidad de regulaciones como los salarios mínimos o la actividad sindical. Si, como argumentó una vez un liberal en una discusión que sostuve, el mercado puede generar por sí solo esta clase de situaciones ¿Para qué es necesaria la actividad sindical? Es más: esta podría ser un estorbo, considerando que los salarios flexibles pueden ayudar a recuperaciones rápidas en crisis económicas (aunque lo hagan a costo de mantener niveles aberrantes de pobreza y desigualdad).
Analicemos lo que los datos nos dicen: Henry Ford falleció en 1947. Hacia 1957, un año que, aún habiendo sido el preámbulo de la crisis del 58[12] fue realmente bueno en materia económica para los Estados Unidos[13] (probablemente mejor que 1914, considerando la recesión que golpeó al país en ese año[14]), el salario promedio anual para los trabajadores a tiempo completo era de 4.713 dólares[15], lo cual equivale a un dólar y sesenta y un centavos por hora, y según Dollar Times, un servicio de cálculo del valor de la moneda por años de la compañía H. Brothers Inc., esto corresponde a quince dólares actuales. El poco más de medio dólar por hora pagado por Ford en 1914, calculado también según este servicio, equivalía a dieciséis dólares actuales[16]. El salario mínimo, a su vez, correspondía a un dólar[17], lo cual, siguiendo la metodología anterior, equivaldría a nueve dólares con treinta y un centavos de 2020.
Aparentemente, la capacidad de pago de las empresas estadounidenses en 1957, superior a la de 1914, hubiera permitido un incremento salarial que se tradujera en mayor consumo para sus industrias, siempre, claro está, que este se realizara de forma colectiva, por medio de un acuerdo común. ¿Por qué no fue esto lo que se observó? Sabemos que Ford fue capaz de ejecutar una paga mayor en tiempos menos favorables, con lo que la rentabilidad no es excusa, sea cual sea el nivel de impuestos. Es cierto: en 1914, estos eran del 4% para los mayores ingresos, pero en 1919, cuando se produjo el segundo incremento salarial de Ford, habían llegado al 64,5%, habiendo sido del 88% en 1957[18]. Este incremento en aproximadamente un tercio puede parecer enorme, pero no olvidemos que el PBI per cápita era el doble de grande en el segundo año[19], y que el salario mínimo (es decir, capaz de pagarse por cualquier empresa) poco menor al de una de las empresas más grandes en 1919 es testimonio de lo anterior. Tampoco se puede argüir la cuestión de los acuerdos que incitan a romperse, puesto que lo lógico en ese contexto sería acudir al Estado en su papel de agente regulador, o mucho más sencillo, negociaciones por contrato.
La hipótesis de la irracionalidad estructural, elaborada por su servidor, pretende explicar esta clase de fenómenos: distingue entre irracionalidades esporádicas, aquellas capaces de generar crisis financieras a gran escala, de las que se manifiestan de forma continuada en el tiempo, hasta el punto de formar parte del sistema económico.
Podría alguien argumentar que este problema puede resolverse educando al empresariado, hasta el punto de volver innecesaria la intervención estatal. Pero ignora que hay una razón por la que elegí 1957 como punto de referencia, además de su prosperidad: en ese año se cumplió la década desde la muerte de Ford. El que toda su lección se haya perdido en menos de diez años, habla muy mal del capitalismo liberal.
Pero recapitulemos: estoy convencido de que una de las causas de las crisis financieras tiene que ver con los comportamientos irracionales de los agentes económicos. Y es que incluso si la teoría austríaca del ciclo económico tuviese parte de verdad, esta definitivamente no bastaría como descripción completa del fenómeno, cosa evidente al estudiar la previa de la fundación de la Reserva Federal: sólo en el siglo XIX, se vieron 18 crisis financieras[20]. Que sí, que en aquellos tiempos existían los bancos estatales, pero estos por definición no se ocupan de la política monetaria[21], con lo que no podrían haber cumplido las funciones requeridas para generar un ciclo austríaco.
Pero no hace falta irnos al siglo XIX: en el mismo 2008, la Comisión Nacional de Investigación de la Crisis Financiera concluyó que la crisis (causada por la desregulación financiera de años anteriores) era evitable por medio de una regulación más eficiente[22] [23], una observación que no tendría sentido en el marco de la teoría austríaca. A esto, habría que añadir el hecho de que antes de la crisis de 2008, las tasas de interés no sólo no bajaron, sino que se incrementaron[24].
Otras explicaciones "estatistas" de la crisis, como la que se relaciona con la Ley de Reinversión Comunitaria de 1977 (que alienta los préstamos bancarios a vecindarios de ingresos bajos y moderados), tampoco tienen aval en los datos reales. La Junta de la Reserva Federal descubrió que no había conexión entre esta ley y la crisis de las hipotecas de alto riesgo. Su investigación demostró que el 60% de los préstamos subprime se destinaron a a los prestatarios de mayores ingresos, fuera de las áreas de la ley.
Además, el 20% de los préstamos de alto riesgo que se destinaron a áreas de ghetto fueron originados por prestamistas que no estaban intentando cumplirla. Sólo el 6% de los préstamos de alto riesgo fueron otorgados por prestamistas cubiertos por ella a vecindarios seleccionados. Además, la FED observó que la morosidad hipotecaria estaba en todas partes, no sólo en las zonas de bajos ingresos.
Si la Ley de Reinversión Comunitaria contribuyó a la crisis financiera, su impacto fue pequeño. Un estudio del MIT encontró que los bancos aumentaron sus préstamos riesgosos en aproximadamente un 5% en los meses previos a la inspección de la ley. Esto sucedía con mayor frecuencia en las áreas "verdes"[25].
La única explicación razonable a una crisis causada por préstamos mal dados, parece ser el irracional comportamiento de los agentes económicos, o la falta de información de los mismos. En cualquier caso, parece ser evidente que el Estado como agente regulador es imprescindible, aunque su función se limite a meros empujones.
Alguien podría argumentar que, aún siendo las personas falibles, el Estado está también compuesto por personas, con lo que brindarle mayor poder no resolvería el problema. Olvidan quienes realizan esta afirmación que la irracionalidad puede ser paliada por el desapasionamiento y la menor incertidumbre (ocasionada por el mayor tiempo para reflexionar) de la vida política.
Bibliografía
1.Carrasco, Marco. "Richard Thaler y el auge de la Economía Conductual, por Marco Carrasco". Ver informe completo en: https://lucidez.pe/richard-thaler-y-el-auge-de-la-economia-conductual-por-marco-carrasco/
2.Rodríguez Braun, Carlos. "Todo lo que he aprendido con la psicología económica". Ver informe completo en: https://elcultural.com/Todo-lo-que-he-aprendido-con-la-psicologia-economica
3.The New York Times. "Nudges Aren’t Enough for Problems Like Retirement Savings". Ver informe completo en: https://www.nytimes.com/2016/02/24/business/economy/nudges-arent-enough-to-solve-societys-problems.html?_r=0
4.Oliver, Shane. "Take advantage of the “madness of crowds” to become a successful share investor." Ver informe completo en: https://www.asx.com.au/201105-why-markets-are-irrational.htm
5.Moore, Michael. "¿Qué invadimos ahora?" Minuto 1:41:00. Ver documental completo en: https://www.youtube.com/watch?v=wN_YS-qhTcc
6.Neffa, Gustavo. "Las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de invertir". Ver informe completo en: https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/las-diferencias-entre-hombres-y-mujeres-la-hora-de-invertir
7.Oliver, Shane. "Take advantage of the “madness of crowds” to become a successful share investor." Ver informe completo en: https://www.asx.com.au/201105-why-markets-are-irrational.htm
8.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/
9.Worstall, Tim. "The Story of Henry Ford's $5 a Day Wages: It's Not What You Think". Ver informe completo en: https://www.forbes.com/sites/timworstall/2012/03/04/the-story-of-henry-fords-5-a-day-wages-its-not-what-you-think/#753338f7766d
10.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/
11.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/
12.Time. "The Recession of 1958". Ver informe completo en: http://content.time.com/time/photogallery/0,29307,1850639_1780848,00.html
13.Economic Report of the President of 1958. Chapter II. Ver informe completo en: https://fraser.stlouisfed.org/files/docs/publications/ERP/1958/ERP1958_Chapter2.pdf
14.National Bureau of Economic Research. "US Business Cycle Expansions and Contractions". Ver informe completo en: https://www.nber.org/cycles.html
15.Libraries. University of Missouri. "Prices and Wages by Decade: 1950-1959". Ver informe completo en: http://libraryguides.missouri.edu/pricesandwages/1950-1959
16.Dollar Times: https://www.dollartimes.com/inflation/items/1947-united-states-minimum-wage
17.U.S. Department of Labor. "History of Changes to the Minimum Wage Law". Ver informe completo en: https://www.dol.gov/agencies/whd/minimum-wage/history
18.King, Ritchie. "Check your US tax rate for 2012—and every year since 1913". Ver informe completo en: https://qz.com/74271/income-tax-rates-since-1913/
19.Becker Friedman Institute. "U.S. Real GDP Per Capita (1900 – 2017): Current Economy vs Historical Trend Line". Ver informe completo en: https://bfi.uchicago.edu/insight/chart/u-s-real-gdp-per-capita-1900-2017-current-economy-vs-historical-trendline/
19.Henley, John. "Show us the money". Ver informe completo en: https://www.theguardian.com/money/2007/sep/19/business
20.Investopedia. "State Bank". Ver informe completo en: https://www.investopedia.com/terms/s/state-bank.asp
22.The Huffington Post. "Financial Crisis Inquiry Commission’s 10 Major Findings". Ver informe completo en: https://www.huffpost.com/entry/financial-crisis-inquiry-commission-findings_n_814935
23.The Financial Crisis Inquiry Report. Ver informe completo en: http://fcic-static.law.stanford.edu/cdn_media/fcic-reports/fcic_final_report_full.pdf
24."Effective Federal Funds Rate". Ver informe completo en: https://fred.stlouisfed.org/series/FEDFUNDS
25.The Balance. "Community Reinvestment Act". Ver informe completo en: https://www.thebalance.com/community-reinvestment-act-3305681
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