Recientemente, escuchando uno de los debates entre Jonathan Ramos y Hugo Delgado y luego leyendo las Escrituras, saqué una conclusión que suena herética para un protestante pero que, como veremos, en modo alguno lo es para un católico: la Biblia enseña que los no cristianos pueden salvarse, aunque no especifica exactamente como.
Desde los neojansenistas de http://vaticanocatolico.com, hasta los calvinistas y muchos neopentecostales, es una doctrina común entre los herejes (de buena fe o no), que sólo los que explícitamente creen en Cristo Jesús, Salvador y Redentor nuestro, pueden llegar al Paraíso. Como contraparte, existen otros herejes, los así llamados "pelagianos" o sus contemporáneos pluralistas, que defienden que no es necesaria ninguna fe ni gracia, sino que el hombre puede , con sus solas fuerzas, llegar al Cielo.
Mi objetivo en este hilo es, por decirlo de algún modo, matizar ambas posiciones, demostrando bíblicamente que ni todos los no católicos (o cristianos, dado el caso) van a arder en las llamas eternas del Infierno, ni es totalmente innecesaria la fe en Cristo y Su Sacrificio redentor para la salvación.
Empecemos por exponer la posición católica, aquella que, como es obvio, voy a defender. La Iglesia, como expuse en mi hilo sobre el número de los salvos (que podrán encontrar en mi tweet fijado), nunca ha enseñado que todos los judíos, musulmanes, protestantes, bahaís o incluso paganos, estén automáticamente excluidos de la Gloria celestial. Muy por el contrario, ha sido doctrina común a personajes ilustres como San Justino Mártir o el mismísimo Santo Tomás de Aquino que estas personas pueden alcanzar la salvación por medio del así denominado "bautismo de deseo", o lo que es lo mismo, el deseo al menos implícito del bautismo que nos ha dado santos hasta entre los catecúmenos (por mucho que le pese a los Dimond y toda suerte de radtrads). Básicamente, y siguiendo el Catecismo Mayor del Papa San Pío X, se supone que así como el bautizado con agua es parte del cuerpo de Cristo, la Iglesia, el bautizado por deseo lo es del alma de la misma.
Es así que permanece inviolado el dogma Extra Ecclesiam nulla salus, "fuera de la Iglesia no hay salvación". No es que sólo los católicos se salven, es que todos lo hacen, directa o indirectamente, por medio de la Iglesia.
Dicho esto, no es de sorprender que una postura semejante suene, como dije, a herejía entre muchos protestantes. Tanto así que el mismísimo William Lane Craig llegó a criticar al Vaticano por incluirla en uno de sus documentos dogmáticos.
Sin embargo ¿Realmente la Biblia enseña que si tuviste la mala suerte de nacer en India y nunca oír sobre Jesús vas a arder eternamente en el Infierno? No. Ni por asomo, y voy a demostrarlo.
Empiezo por decir que sí, la fe es estrictamente necesaria para la salvación. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6-8). Sin embargo, es de resaltar que cuando la Biblia dice que hemos de creer en el Hijo, no debemos olvidar que Él (lo dice al inicio del Evangelio de Juan) es el Logos de Dios. Logos es una palabra griega que entre otras cosas significa "verdad". "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie viene al Padre si no es por Mí" (Juan 14:6), dijo Nuestro Señor, y no mentía ni hablaba figurativamente: Él es la Verdad, el Ser Subsistente, tal y como magistralmente demostró el Aquinate. Y como tal, podemos decir que sí, quien acepta aunque sea implícitamente la idea de Verdad, acepta al Logos Divino.
Es a esto (probablemente) a lo que la Iglesia hace referencia cuando nos habla de fe implícita. Y tenemos un ejemplo que muy posiblemente haga referencia a eso, y que por sí sólo obliga a creer en la posibilidad de salvación de los no cristianos.
Este es más concretamente el capítulo 10 del Libro de los Hechos de los Apóstoles, en que se nos narra la historia del centurión romano San Cornelio.
Para economizar, me voy a limitar a explicar la historia: Cornelio era un hombre santo, temeroso de Dios y que ayudaba a los pobres. Cornelio no era judío ni cristiano, y probablemente creía sólo en el Dios de los filósofos.
Y sin embargo, un día un ángel se le apareció y le dijo "tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios". Luego, él se encontró con San Pedro siguiendo las instrucciones del ángel, se bautizó y cuentan que fue obispo de una ciudad, aunque no hay consenso de cuál. Sea como sea, esta historia por sí sola derriba, en mi opinión, la tesis "exclusivista" de que sólo un creyente explícito en Jesús puede salvarse.
Empecemos por un análisis gramatical de las palabras utilizadas por el ángel: la palabra "subido", en su idioma original, es exactamente la misma que se utiliza en Levítico 2:2 para referirse al humo de los sacrificios que sube y agrada al Señor.
Entonces, lo que el ángel está haciendo es, posiblemente, comparar las buenas obras de Cornelio con un sacrificio que Dios acepta. Más aún: si se toma el tiempo de leer el texto original, notará que el ángel de Dios parece estar dando a entender es por ellas que Él lo ha enviado.
Salvando el hecho de que esto es complicado para el calvinismo por este asunto de la depravación total (o sea, que el hombre no regenerado por la fe es incapaz de hacer obras agradables a Dios), nos abre muchas preguntas, la más importante de las cuales es sin duda ¿Acaso estaría Dios siendo justo si, por obras exactamente iguales a estas, decidiera no darle las gracias necesarias para la salvación a otra persona justa en cualquier otro momento de la historia? Incluso si asumimos que por alguna razón Dios hizo una excepción (lo cual es extraño porque, insisto, Cornelio era un pagano y no tenía aún ninguna especie de regeneración por la fe al modo protestante), estamos obligados a aceptar que esto abre la posibilidad de que Dios acepte las obras de no cristianos, y que por ende puede hacerles una revelación especial aunque sea al final de sus vidas para salvarlos eternamente. Pero hay más, y en esto entro en el terreno de la opinión en que estoy abierto a ser corregido: ¿Cómo fue que Cornelio pudo hacer estas obras agradables a Dios si, por tercera vez, era un pagano teóricamente sin fe? Volvamos a la cita de la Epístola a los Hebreos: "sin fe es imposible agradar a Dios". La única solución que se me ocurre es que este pagano de hecho tenía fe, una fe implícita en el Logos.
Ya para cerrar el caso Cornelio, no está de más señalar que se dice que no sólo sus limosnas subieron a Dios, sino también sus oraciones. O lo que es lo mismo, Dios escuchó sus oraciones y le agradaron.
Esto abre la posibilidad de que no sólo las oraciones de los cristianos le sean aceptas al Altísimo, sino que seguramente las de los musulmanes, judíos, bahaís y posiblemente también paganos, puedan ser respondidas. ¿Y recuerdan la cita bíblica de mi hilo sobre el número de los salvos? "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" (Mateo 7:7-12). O dicho de otro modo: todas las oraciones de esta gente contribuirían a la economía de la salvación, haciendo del número de los salvos aún más grande.
Con todo lo ya dicho, alguien podría objetar que la Biblia también dice que "en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado" (Juan 3:18).
Pues bien, resulta que en hermenéutica bíblica hay algo que NUNCA hemos de olvidar (aparte del Magisterio de la Iglesia, si somos católicos): el contexto. En este caso, esa frase se matiza inmediatamente después, cuando Jesús dice que "esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.". Dicho de otro modo, lo que el Señor nos está diciendo es que aquellos que, a conciencia y para evitar que la luz ilumine sus pecados, eligen no creer, están inequívocamente condenados a menos que cambien de actitud antes de morir. Esta dura frase no aplica a los pobres indios que nunca oyeron hablar de Jesús, tal y como lo enseña, la Iglesia Católica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario