sábado, 24 de julio de 2021

El nacimiento del Imperio Romano



Como tantos otros regímenes autocráticos, el Imperio Romano nació de una convulsa época de crisis. Casi parece ser de ley que aquellos órdenes políticos nacidos de la revolución, del barrido total del orden anterior, tienden a perdurar en el tiempo incluso hasta hoy. Ejemplos hay muchos, desde la China comunista hasta la República Islámica de Irán. Quizá algo similar ocurrió en Roma cuando, tras cuatro siglos de batalla incesante entre partidos políticos, Octavio Augusto logró finalmente convertirse en el primer emperador de Roma.

Nuestra historia comienza con uno de los amigos del célebre Escipión Emiliano, de nombre Cayo Lelio, quien intentó plantear una reforma agraria a fin de restaurar la pequeña propiedad rural y paliar la pauperización de las clases medias bajas, que sin embargo, se vio obligado a retirar y enterrar por la enconada oposición del Senado.

Doce años después, el joven Tiberio Graco, cuñado de Escipión Emiliano, fue elegido tribuno en el 133 antes de Cristo, y no tardó en conseguir la aprobación de la ley agraria en los comicios sin intervención el Senado. Mediante esta norma, el Estado recuperaba las tierras públicas y se encargaba de distribuirlas en lotes a las gentes arruinadas.

Nuevamente, a esta razonable normativa se opuso el Senado, que veía amenazados sus intereses, llegando progresivamente a acciones más contundentes para cada facción. Tiberio Graco tenía como consejero al griego Bossius, a quien Ortega y Gasset calificó de "una araña intelectual tejedora de trivialidades estrechas", por lo que encuadró a Tiberio entre los reformadores utópicos, un precursor de una larga serie. Junto a sus partidarios, destituyó al tribuno Marco Octavio Cecina, buscando hacerse reelegir, cosa que sus opositores aprovecharon para asesinarlo a él y a trescientos de sus acólitos.

Cayo Graco, hermano de Tiberio, intentó una década más tarde dar cima a la obra que aquél había emprendido. Como tribuno, propuso la ley frumentaria, que obligaba al Estado a vender trigo a precios económicos, y la ley viaria para construir vías que mejoraran las comunicaciones y dieran ocupación al pueblo.

Fue reelegido en el año 122 como Tribuno y, considerando que había cimentado su popularidad, lanzó un proyecto para otorgar ciudadanía a todos los habitantes de Italia. Su insistencia con la reforma agraria, desde luego, no se perdió, lo cual no evitó que perdiera el favor popular, y no fuera reelecto. Se suicidó en el 121 antes de Cristo a raíz de los ataques de sus enemigos, haciéndose matar por un esclavo fiel.

Esta reformas que respondían a favorecer al mayor número de personas, fueron abruptamente abortadas por la aristocracia romana, gestándose la creación del partido popular, que acabaría por enfrentarse violentamente al partido aristocrático durante un siglo entero. Tras los Graco, el asesinato estaba a la orden del día, y no se podían celebrar comicios sin que una banda armada irrumpiera en el foro. 

 En el 88 antes de Cristo el partido popular tomó el poder, iniciando un conflicto que tendría por protagonistas a Mario, jefe del partido popular, y al representante de la aristocracia Sila. Mario detentaría la jefatura del Estado durante alrededor de un año, sojuzgando a la nobleza.

En el año 85 antes de Cristo comenzó la Primera Guerra Civil, que concluyó con el triunfo de Sila, quien fue elegido en el 82 como dictador, y se le encargó crear una nueva constitución.

Sila destruyó el partido democrático, y restableció los privilegios nobiliarios, además de crear una constitución que pasó por alto las conquistas de los plebeyos.

Muerto Sila en el año 79, se renovaron las convulsiones sociales a raíz de las necesidades de la guerra, que obligaron al Senado a anular las leyes de Sila y entregar a los generales poderes ilegales. El ejército, pues, ya no era el ejército de Roma, sino múltiples ejércitos personales destinados a enfrentarse unos a otros.

Es en este contexto que aparece Julio César, quien había realizado un ascendente camino en la carrera de los honores. En el 58 a.C., el Senado le confirió el mando de la Galia, que logró romanizar del todo. Por su parentesco con Mario y sus acciones en beneficio de los desposeídos, se convirtió en líder del partido popular, y el Senado, preocupado por su creciente prestigio, decidió no renovar su mandato en la Galia y ordenarle licenciar sus tropas. César desobedeció, y cruzó el Rubicón con sus tropas junto a Rom, iniciando la Segunda Guerra Civil. El Senado dio su apoyo a Pompeyo, a quien César venció en Farsalia en el año 48.     

Ungido como dictador perpetuo e Imperator, fundó su legitimidad en la fuerza, hasta que en el año 44 a.C. fue asesinado por el Senado a los pies de la estatua de Pompeyo, hecho que originó nuevos conflictos sociales, que concluirían en la batalla de Actium. A partir de esa fecha, Octavio consolidó su poder y empezó a acumular diverso títulos, entre los que destacaba el de emperador.

La raíz del nacimiento del Imperio es, pues, el hartazgo: la gente estaba harta de no saber si viviría para ver otro día. La fatiga es el origen del Imperio Romano, la necesidad de que alguien, quien fuese, ejerciese el poder público. Y vaya que se logró.

Plinio habla de la "inmensa majestad de la paz romana" que Augusto dio al mundo durante cuarenta años, que los cristianos llegaron a llamar "la plenitud de los tiempos", por haber sido la primera vez en que el derecho prevaleció sobre la fuerza.

Bibliografía

Derecho Político, del profesor Patricio Colombo Murúa.



viernes, 23 de julio de 2021

Historia de los regímenes políticos de Roma entre la monarquía y la decadencia republicana

 


En el año 753 antes de Cristo, el legendario Rómulo fundó -se dice- la Ciudad Eterna, Roma, convirtiéndose así en el primero de siete monarcas que sentarían las bases morales y jurídicas de la nación destinada a dominar el mundo. El período monárquico concluyó en el 509 antes de Cristo, con la defenestración de Tarquino el Soberbio por parte de Junio Bruto.

Tito Livio indica que en los dos siglos y medio de monarquía romana se modelaron las instituciones y el carácter de este pueblo, refiriéndose a las aportaciones específicas de cada monarca a la arquitectónica de la ciudad. El primer rey, Rómulo, se encargó de erigir las bases de la ciudad, al admitir en su seno a toda clase de personas.

Numa Pompilio, el segundo monarca, fundamentó la convivencia en las costumbres  las leyes, utilizando para dar consistencia moral al naciente Estado romano a la religión y la benevolencia civil.

Le siguió Tulio Hostilio, quien tenía un temperamento particularmente guerrero que le llevó a iniciar una consistente expansión en desmedro de los pueblos vecinos.

Anco Marcio fue ejemplo de moderación, virtud y valor, logrando consolidar bajo las firmes bases de la virtud a la sociedad romana.

Tarquino el Antiguo amplió la base de su poder personal abriendo el senado a sus adictos, lo cual probablemente influyó en el apoyo pleno que de este y del pueblo recibió su sucesor Servio Tulio, un gran legislador que instituyó el censo, haciendo recaer sobre los ricos el peso de los tributos, y estableció un orden jerárquico entre las clases sociales según su fortuna y condición económica.

Tarquino sería también el nombre del último rey, llamado el Soberbio, que reinó con la oposición del pueblo y del senado, y fue depuesto por acción de Bruto, naciendo así la República Romana.

La República y

 su Constitución

La República Romana abarca desde el 509 hasta el 27 antes de Cristo, y sobre su nacimiento destacó el célebre historiador Tito Livio la prudencia de los fundadores del nuevo régimen, que no procedieron como los revolucionarios utópicos, arrasando con las instituciones, sino que conservaron el patrimonio institucional preexistente, introduciendo como única innovación a la función consular colegiada y anual.

El régimen de los reyes fue sustituido por el de los cónsules, dos magistrados electos anualmente, que a simple vista no eran diferentes de los anteriores, lo cual no evitó que, siendo su poder anual y dual, este tendiera a disolverse, quedando la marcha del Estado no en sus manos, sino en la del Senado.

El Senado era el representante público del patriciado, que por su concentración del poder generaría grandes tensiones con los plebeyos. Esta tensión daría origen a sucesivos acuerdos, que serían una de las causas de la dinámica modificación de la Constitución romana y la creación de nuevas magistraturas.  La otra sería la política imperial e la República, continuación del expansionismo de los reyes. 

A este respecto, Polibio sostiene que la Constitución romana fue la causa de la estabilidad de la República, por haberse integrado en un sólo Estado las tres formas puras de gobierno elaboradas por Aristóteles, ocasionando no sólo un equilibrio dinámico entre las clases, sino también un control recíproco entre los poderes públicos.

La monarquía está presente en los cónsules y la dictadura (concebida para tiempos de emergencia de la República). La atistocracia, en el Senado, donde los ciudadanos más íntegros y capaces resuelven los asuntos de mayor gravitación política. La democracia, por su parte, se ve en los comicios, particularmente en los tribales en que no se distingue clase ni fortuna. 

Es  una mezcla de los tres principio y un reparto de la soberanía entre los tres poderes. El consulado se divide entre dos jefes que en tiempos de guerra tienen poder absoluto y en los de paz dirigen las magistraturas, teniendo todas las apariencias del poder real. Su poder depende, además, del Senado y del pueblo hasta un punto en que, teniendo las manos libres para el bien, están retenidas para el mal. Del Senado depende la facultad de disponer de los fondos y los trabajos públicos, además del derecho de veto, y está sometido al pueblo, además, por el derecho de convocatoria, el de condenar a muerte y por la ratificación de los tratados, las declaraciones de guerra y las leyes y vetos de los tribunos.

Sus órganos eran diversos, pero pueden dividirse en tres grupos, el de las magistraturas, el Senado y los comicios.

La magistratura de mayor poder era la dictadura, establecida para circunstancias excepcionales y de muy breve duración, con un imperium fundamentalmente militar. A esta seguían los cónsules, con todas las funciones ejecutivas del Estado, y que junto a sus colega menores, los Pretores, eran elegidos en los comicios centuriados. 

Los censores eran elegidos también en estos comicios, y se encargaban de confeccionar el Censo, la lista del Senado, el cuidado de las costumbres y las contrataciones públicas. También establecen el presupuesto y son libres de tachar de infamia a los ciudadanos inmorales.

El tribuno de la plebe, por su parte, disponía del poder de veto, que paralizaba cualquier decisión de los funcionarios que perjudique a la plebe.

El edil se encargaba del aprovisionamiento de los mercados y del mantenimiento de la ciudad, mientras el cuestor era nombrado por los comicios tribales.

El Senado, cuya lista era confeccionada por los censores, lo podía todo salvo elegir a los magistrados, decidir la guerra y la paz y hacer las leyes. Conducía la política exterior y autorizaba las tropas, además de ser responsable de autorizar los gastos. Determinaba también el poder de los magistrados, y preparaba las leyes con el auxilio de los cónsules, que luego serían votadas en los comicios.

Estos comicios se dividían a su vez en varias especies, empezando por los Comicios Curiados. Los ciudadanos romanos estaban agrupados en treinta curias, y votaban las leyes curiatas, que conferían el poder a los magistrados tras su elección. 

Los comicios tribados estaban conformados en base a la división según su domicilio de los ciudadanos en cuatro tribus urbanas y 31 tribus rústicas, y sus funciones estaban dirigidas a la legislación y el derecho privado, así como a la designación de funcionarios menores. Tuvieron también funciones judiciales a pequeña escala.

Los concilios de la plebe eran reunidos por los tribunos para tratar asuntos de interés de esta clase, resuelto mediante plebiscito, y que eventualmente se convertirían en un órgano legislativo de la República.

Sin embargo, los comicios más importantes eran los Centuriados. Fueron creación de Servio Tulio, que agrupó a los ciudadanos según su fortuna, derivando de este agrupamiento cinco clases divididas en 193 centurias, obtenidas de multiplicar el número de tribus (35) por el de clases, sumándosele las dieciocho centurias ecuestres. 

Además de la división en clases, dentro de cada una se subdividía por edad en seniores y juniores.

Las leyes votadas en los comicios centuriados tenían que ser autorizadas por el Senado, procedimiento que se aplicaba a la designación de magistrados civiles. Cumplidos estos requisitos, la ley tenía plena vigencia para los habitantes de la República.

Eventualmente, los plebeyos ganaron terreno hasta acceder a todas las magistraturas sin restricción algunas, y en el año 389 accedió a la dignidad consular un plebeyo.

La decadencia de

la República

En el siglo II antes de Cristo, la República alcanzó su esplendor institucional, al punto en que Polibio pudo afirmar que su Constitución explica su armonía interior y su expansión como imperio.

En las dos generaciones entre 198 y el 146 antes de Cristo, los romanos habían pasado de luchar por su supervivencia contra Cartago al dominio del mundo conocido, una ascensión que tuvo consecuencias dramáticas para las costumbres y virtudes que habían erigido a Roma.

La tierra conquistada fue el botín de las clases superiores, la senatorial, que se apropió de la explotación de los contratos públicos pauperizando al extremo a los pequeños propietarios rurales de la que procedía la masa de soldados.

A la par de este proceso, se verificó una profunda asimilación de la cultura griega, que iría socavando las bases de la Concordia, el elemento aglutinante sobre el que descansa la cohesión del Estado. El desequilibrio social, advertido por los hombres más lucidos de Roma, intentó paliarse a base de reformas agrarias, que no fueron efectivas.

El impacto de la cultura griega sobre la Repúlica Romana se dio más que nada a partir del fin de la guerra contra Perseo de Macedonia, un conflicto que culminó con el sometimiento de la Grecia clásica, extremadamente refinada y en decadencia.

Tras la victoria contra Perseo, Paulo Emilio, padre adoptivo de Escipión Emiliano, tras rechazar su parte del botín de Macedonia, se quedó con la biblioteca del rey, luego destinada a su hijo. Así, Escipión Emiliando se convertiría en protagonista de un círculo áulico integrado por hombres ilustres, entre quienes se encontraban el historiador Polibio y Panecio de Rodas, heredero del filósofo Antipatro como conductor de la Escuela Estoica. Esta escuela no sólo humanizaría el derecho de Roma, sino que daría una cosmovisión nueva para un Estado mundial que requería una base de consenso común como aglutinante de pueblos muy variados cultural y racialmente. 

Del estoicismo nació también la idea del derecho natural, de que la naturaleza hace, por nuestras pasiones comunes y psicología propia, a todos los hombres iguales y ciudadanos del mundo, siendo el Estado una unión ética al servicio de la fraternidad universal. Esta postura llevó al desarrollo del derecho de gentes, espiritualizándose el derecho.

De Roma procede también la distinción entre derecho público y privado, originándose un ámbito de autodeterminación del individuo hasta entonces desconocido. La noción de persona, titular de derechos y obligaciones, va a ser definitivamente consagrada en Roma, para luego ser completada en el cristianismo, por estar en la tradición jurídica romana implícita la doctrina de los derechos individuales.

La República Romana, pues, es propiedad de todos los ciudadanos, los cuales son todos libres y con derechos iguales según lo prescribe el derecho natural. El Estado no absorbe más al individuo, sino que es distinto de estos, y tiene derechos y deberes diferentes, protegiéndose a este último frente a las arbitrariedades de los gobiernos.

 Bibliografía

Derecho Político, del profesor Patricio Colombo Murúa.


sábado, 10 de julio de 2021

Orígenes y refutación del concepto de "marxismo cultural"


En este artículo, veremos los orígenes y desarrollo de la más popular teoría conspirativa de la derecha política: el marxismo cultural, y porqué el concepto no tiene sentido. Aprovecho para adjuntar un largo texto en defensa de la historicidad del Holocausto que podrán encontrar en Wattpad, siendo que aquí vamos a hablar, sí, sobre judíos [1].

El marxismo cultural.

¿Quién no ha oído hablar de ella? Es la teoría conspiranoica predilecta de cuanto ultraderechista he conocido. Desde los Estados Unidos hasta la Argentina con Laje y Márquez, su poderío abarca a todo el mundo occidental. Pero...¿Hasta qué punto se sostiene? En los siguientes párrafoss, analizaremos en detalle sus orígenes como concepto y su verdadera naturaleza.

Orígenes del concepto

Tal y como lo explica el blog Breitbart Watch and Alt-Right Watch, los orígenes del término marxismo cultural son oscuros, y no por desconocidos. Los primeros en utilizar una idea parecida fueron Adolf Hitler y los nazis. Los nazis necesitaban un enemigo que fuese tanto marxista como judío, y al que se pudiera culpar por el incremento de la homosexualidad y la degeneración de la cultura, y lo encontraron en la Escuela de Frankfurt[2], un grupo de intelectuales asociados con el Instituto de Investigación Social en Frankfurt am Main, Alemania, fundado por Carl Grünberg en 1923 como adjunto de la Universidad de Frankfurt. Los miembros de esta Escuela intentaron desarrollar una teoría de la sociedad basada en el marxismo y la filosofía hegeliana, pero también en el psicoanálisis, la sociología y la filosofía existencialista. Utilizaron conceptos marxistas básicos para analizar las relaciones sociales en el capitalismo, la así llamada teoría crítica, que arrojó influyentes críticas sobre las corporaciones y monopolios, la tecnología, la industrialización de la cultura  y el declive del individuo en las sociedades de mercado[3]. 

Fue así como surgió el término bolchevismo cultural, el abuelo conceptual de las acusaciones de Laje contra el Foro de Sao Paulo. En 1935, Alemania prohibió la música de jazz en público, en la radio alemana. El diario sueco Svenska Dagbladet escribió el 13 de Octubre de 1935 que los nazis estaban limpiando el bolchevismo cultural de la cultura alemana, declarando que desde este sábado en adelante, toda la música de baile negro está prohibida en la radio alemana.

Si uno lee la propaganda y los medios de comunicación nazis de las décadas de 1920, 1930 y 1940, a menudo llega a verse la expresión bolchevismo cultural, junto a referencias a la malvada Escuela de Frankfurt. La quema de libros nazis fue parte de la campaña contra el bolchevismo cultural, así como la prohibición de la música degenerada. Los nazis afirmaron que la cultura estaba siendo destruida por una conspiración judía, en la que los marxistas judíos de la Universidad de Frankfurt jugaron un papel crucial.

"El triunfo cultural-hebreo en Thuringen"

Pronto la prensa nazi se llenó de referencias al bolchevismo cultural. El periódico nazi más relevante, el Völkischer Beobachter, escribió sobre la odiada música de jazz en Diciembre de 1931, bajo el título de El triunfo cultural-hebreo en Thuringen.

Muchos artistas fueron expulsados de Alemania durante los primeros años del Reich de los Mil Años, citando a este proto-marxismo cultural como la razón legal para ello. Muchos artistas fueron prohibidos y no se le permitió ingresar al país. El diario sueco Dgens Nyheter informoó en 1934 que el compositor húngaro Bela Bartok fue incluido en la lista negra por ser un bolchevique cultural. El autor de este mito antisemita es desconocido, pero probablemente sea Adolf Hitler. Lo que sabemos es que escribe sobre esta supuesta conspiración judeobolchevique en el capítulo X del primer libro de Mein Kampf, publicado en 1925, afirmando que 2el bolchevismo en el arte es la única forma cultural posible de vida y expresión espiritual del bolchevismo en absoluto[...]Incluso antes del cambio de siglo, un elemento comenzó a entrometerse en nuestro arte que hasta ese momento podía considerarse completamente extraño y desconocido. Sin duda, incluso en épocas anteriores hubo aberraciones ocasionales del gusto, pero tales casos fueron más bien descarrilamientos artísticos, a los cuales la posteridad podría atribuir al menos un cierto valor histórico, que los productos que ya no son de una degeneración artística, sino de una degeneración espiritual que había llegado al punto de destruir el espíritu. En ellos, el colapso político, que más tarde se hizo más visible, estaba culturalmente indicado.

El bolchevismo artístico es la única forma cultural posible y expresión espiritual del bolchevismo en su conjunto ...

Una vez que revisemos el desarrollo de nuestra vida cultural en los últimos veinticinco años en revisión desde este punto de vista, nos horrorizaremos al ver hasta qué punto estamos involucrados en esta regresión. En todas partes encontramos semillas que representan el comienzo de crecimientos parásitos que, tarde o temprano, deben ser la ruina de nuestra cultura. También en ellos podemos reconocer los síntomas de descomposición de un mundo en descomposición lenta. ¡Ay de los pueblos que ya no pueden dominar esta enfermedad!"

Estos conspiradores judíos querían destruir la cultura cortando su conexión con el pasado. La élite cultural que permitió la introducción de este arte degenerado fueron cobardes y traidores a Alemania:

"Y a partir de este esfuerzo por eliminar el pasado de los ojos del presente, se podía ver clara y claramente la intención maligna de los apóstoles del futuro. Por esto debería haberse reconocido que no se trataba de concepciones culturales nuevas, aunque falsas, sino de un proceso de destrucción de toda cultura, allanando el camino para una estultificación del sentimiento artístico saludable: la preparación espiritual del bolchevismo político. Porque si la edad de Pericles parece encarnada en el Partenón, el presente bolchevique está encarnado en una monstruosidad cubista.
En este sentido, también debemos señalar la cobardía que aquí nuevamente se manifestó en la sección de nuestro pueblo que, sobre la base de su educación y posición, debería haber estado obligada a resistir esta desgracia cultural. Pero por puro miedo al clamor planteado por los apóstoles del arte bolchevique, que atacaron furiosamente a cualquiera que no quisiera reconocer la corona de la creación en ellos y lo ridiculizaron como un filisteo atrasado, renunciaron a toda resistencia seria y se reconciliaron con lo que después de todo parecía inevitable".

El concepto sobrevivió entre los nazis después de la Segunda Guerra. A medida que la palabra bolchevique dejó de ser popular, el concepto cambió un poco para que en los años 60 la ultraderecha hablara de marxismo cultural. Fueron casi exclusivamente antisemitas los que difundieron esta idea hace tan sólo 20 años. Gente como el rey de los conspiranoicos , Lyndon LaRouche o Willis Carto, que ya lo utilizaba en los 70. Las conexiones nazis de Carto, como Francis Parker Yockey, están bien documentadas.

Así que si se preguntan de dónde salen las joyitas que predican que los judíos están detrás de la inmigración masiva o el matrimonio interracial, aquí tienen la respuesta.
Hace unos quince años, el concepto fue corregido por activistas antiislámicos en torno al movimiento CounterJihad, que afirmaron que no eran antisemitas y minimizaron el papel judío...aunque no todos, como el caso de Steve Bannon.
El terrorista noruego Anders Brivik que en 2011 asesinó a más de 80 personas en un intento por detener la islamización de Europa, utilizó el concepto con frecuencia, como lo ejemplifican los siguientes ejemplos:

¿Cómo puede funcionar una democracia cuando el 98% de los periodistas de Europa occidental simpatizan abiertamente con el "marxismo cultural"? Estos "apagones de medios" deliberados son de naturaleza autoritaria ".

"La ideología del multiculturalismo (marxismo cultural) es una ideología de odio antieuropea cuyo propósito es destruir la cultura europea, la identidad y el cristianismo en general".

Así, hoy el mito continúa siendo exactamente el mismo que en los años 20. Una conspiración global, el intento de destruir la cultura y moral a base de personas LGBT, unos marxistas de la Escuela de Frankfurt dirigiendo la conspiración...en conclusión, y dicho fuerte y claro, los creyentes en el marxismo cultural están difundiendo un mito creado por los nazis[4].

 ¿Marxismo cultural, o neohegelianismo de izquierda?

De todos modos, alguien, especialmente los seguidores de la más moderada hipótesis Laje (que no incluye judíos), podría argumentar que el concepto de marxismo cultural no es por ser de origen nazi inválido, y tendría razón. Es por ello que voy a dedicarle algo más de energía para demostrar cómo esta idea, además de falsa, es conceptualmente inconsistente, basándome en el brillante análisis del administrador del canal de YouTube Hipster Posmos[5] y mis conocimientos personales en la materia. Por razón de esto último, no voy a poner demasiadas citas en el texto siguiente, por lo que pido disculpas y la corrección de quien sepa más que yo en caso de haber errores.

Antes de hablar del marxismo cultural como tal, tendremos que ir unos cuantos pasos más atrás, hacia la filosofía del alemán George Whilhelm Friedrich Hegel. Hegel era, según el consenso mayoritario, un idealista que defendió que el universo entero era un producto de la mente de Dios, en que surgía la Idea Absoluta. Esta Idea Absoluta, sin embargo, no podría revelarse en un mundo temporal como el nuestro en toda su plenitud de manera inmediata, sino que forzosamente debía hacerlo paso a paso, como una flor que lentamente despliega sus pétalos. Es aquí donde aparece otro concepto crucial de la filosofía hegeliana, que es el Espíritu. El Espíritu, como todo ser que requiere de una evolución temporal, atraviesa fases en su desarrollo, que se manifiestan en la historia humana como las distintas etapas que esta ha ido superando, todo esto con el objetivo de que el Espíritu se revele y descubra a sí mismo como el Espíritu Absoluto, en un proceso de progresivo incremento de la libertad de los individuos. El Estado es, pues, en el marco de la filosofía hegeliana, herramienta del progreso histórico. Es importante remarcar que la naturaleza de la evolución del Estado en la filosofía del conservador (en el sentido burkeano del término) Hegel, es de carácter ideal y no de origen estrictamente material. Esto es relevante porque, en cierto sentido, fue Karl Marx el encargado de invertir (a falta de un mejor término) esta dinámica.

Por el contexto en que creció y dio sus primeros pasos en la filosofía, era prácticamente imposible que Marx no fuese hegeliano, pese a lo cual no sabemos demasiado sobre su relación con Hegel, más allá de un texto de quince páginas que escribió cuando joven. Lo cierto es que Marx tomó un concepto clave de la filosofía hegeliana llamado dialéctica, un proceso que consiste, a grandes rasgos, en la fórmula Tesis (situación/concepto inicial) + Antítesis (contradicción que surge de la tesis)= Síntesis (situación o concepto nuevo). Para Marx (y con esto ejemplificaremos lo anterior), la historia de la humanidad no puede entenderse sino como la lucha de los oprimidos contra sus opresores en el poder, en que la tesis es el orden económico existente, la antítesis los conflictos que surgen en su seno, y la síntesis el nuevo orden que surge de la revolución violenta. En este sentido, Marx creyó que la economía era la base de todo orden social, en una forma de materialismo dialéctico. Y es aquí donde empieza lo interesante: cuando Agustín Laje nos habla de un marxismo cultural, está cayendo en una contradicción. Él argumenta que el marxismo ha cambiado su terreno de acción de la economía a la cultura por la vía de Laclau, que busca destruir las instituciones occidentales para establecer un colectivismo que conduzca al socialismo...sin darse cuenta de que eso no es más que un regreso al hegelianismo, a una concepción típicamente hegeliana de que las ideas son la base de las transformaciones. Una capitulación, si se quiere, del marxismo ante el capitalismo.

Si hablo de neohegelianismo de izquierda, es porque de hecho existen neohegelianos de derecha, como el famoso Francis Fukuyama, quien predijera en los noventa el fin de la historia.

    Bibliografía

1.Wattpad. "Refutando el Negacionismo del Holocausto". Ver informe completo en: https://www.wattpad.com/story/74170451-refutando-el-negacionismo-del-holocausto

2.Breitbart Watch and Alt-Right Watch. "The Nazi Roots of the Word 'Cultural Marxism'". Ver informe completo en: https://breitbartblog.wordpress.com/2017/02/15/the-nazi-roots-of-the-word-cultural-marxism/

3.Enciclopedia Británica. "Frankfurt School". Ver informe completo en: https://www.britannica.com/topic/Frankfurt-School

4.Breitbart Watch and Alt-Right Watch. "The Nazi Roots of the Word ”Cultural Marxism”. Ver informe completo en: https://breitbartblog.wordpress.com/2017/02/15/the-nazi-roots-of-the-word-cultural-marxism/

5.Hipsters Posmos. "¿Marxismo Cultural o Hegelianismo Cultural?, El Mito del Marxismo Cultural Parte I". Ver video completo en: https://www.youtube.com/watch?v=8Dv3pZB3e8k&t=31s


El cristianismo entre sus orígenes y la era patrística

 


Israel conservó durante siglos su creencia en un Dios único e inmaterial, y cuando fue finalmente incorporado al Imperio Romano, conservó su religión, que fue respetada como con todos los pueblos sometidos. Una dinastía idumea, los Herodes, gobernaba palestina en aquellos años, con su jurisdicción sometida a un procurador romano residente en Jerusalén. El Pentateuco siguió siendo el libro sagrado por excelencia para los hebreos, que continuaron esperando al Mesías anunciado, al que veían ya como un jefe nacional, ya como un dominador universal.

En el tiempo del emperador Augusto nació en Belén de Judea Jesucristo, la Encarnación del Hijo de Dios. Anunciado por Juan Bautista, tardó treinta años en iniciar su predicación, de la mano de doce humildes pecadores, sus primeros discípulos. Nada igualaba su santidad y la profundidad de sus principios, lo cual no evitó, sin embargo, que la mayor parte del pueblo lo viese sólo como un pretendiente mesiánico más. Los judíos, a fin de cuentas, esperaban a un enviado del Señor que les diera la dominación del mundo entero, y muy por el contrario, Jesús predicaba la fraternidad universal y la penitencia. La secta de los fariseos encendió el odio contra Él, al presentarlo como impostor, lo cual acabó por traer Su condenación a la tortura y la cruz. 

Sus Apóstoles y demás discípulos, temiendo sufrir la misma suerte, se ocultaron y dispersaron, pero con Su Resurrección al tercer día y Su posterior permanencia entre ellos durante más de un mes, su fervor se renovó. Tras instituir a Pedro en jefe de los Apóstoles, pronunció aquellas célebres palabras en que les mandaba ir e instruir a todas las naciones, bautizando en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñando a observar todo lo que Él les había mandado, y posteriormente ascendió a los cielos.

Los Apóstoles cumplieron diligentemente esta consigna, repartiéndose por toda la Tierra. Estos doce hombres, cuyo título en griego significa enviados, conmovieron por sus milagros, su virtud y sus palabras allá donde predicaron, formando una nueva comunidad religiosa distinta de la de los judíos. La persecución contra los cristianos inició en Jerusalén, cuando esta separación quedó patente. 

En el año 70 después de Cristo, una sublevación judía y la subsecuente represión romana ocasionó la dispersión de los judíos, cosa que favoreció al cristianismo. Los hebreos eran, en efecto más aptos que los gentiles para la adopción de la nueva fe, por estar vinculada a los antiguos libros y esperanzas que Israel había guardado durante tanto tiempo. Por esto es que en muchas ciudades, el núcleo de la comunidad cristiana fue la sinagoga, cuyos miembros se fueron convirtiendo progresivamente a la fe de Cristo.

En el 41 de nuestra era, San Pedro bautizó al centurión Cornelio, y este fue el primer gentil que abrazó la nueva religión. Saulo de Tarso, un joven hebreo cuya familia gozaba de ciudadanía romana, tomó parte en la persecución judía contra los cristianos. Todo esto hasta que el mismo Cristo se le apareció camino a Damasco (y en el contexto de esta persecución) llamándolo por su nombre y preguntándole por qué le perseguía. Así, convertido en San Pablo, nunca dejó de considerar su fe precursora del Reino de Dios en la Tierra, e imagen del Paraíso. Pablo, que había estudiado las Escrituras con los fariseos y siendo griego llevando la ciudadanía romana, reunía todos los elementos de la gran renovación que se gestaba. Difundió la fe cristiana en Chipre y Galacia, y regresó a Jerusalén para la celebración del Primer Concilio de la Iglesia. Mismo que bajo su influencia rechazó la Ley Mosaica, reconociendo a la Ley de Cristo como aquella que debía ser practicada por todos los hombres. La amplitud y poder del Imperio Romano facilitó, además, la predicación de esta religión.

La historia de los viajes de San Pablo es conocida por los Hechos de los Apóstoles, compuestos por San Lucas, su compañero, y que se halla incorporado al Nuevo Testamento. Con su apostolado convirtió al cristianismo a una gran parte del Imperio, hasta que en el año 62 fue apresado y enviado a Roma, para ser ejecutado al mismo tiempo San Pedro el primer Papa, víctimas de la persecución de Nerón contra los cristianos.

Las comunidades cristianas tenían una organización sencilla: los Apóstoles formaban el consejo supremo y cada iglesia tenía un obispo (vigilante), de entre los cuales Santiago el Mayor destaca por haber sido el primero de Jerusalén. Los sacramentos eran administrados por los presbíteros o ancianos, consagrados por los mismos Apóstoles. Los diáconos se encargaban de los negocios, pero también tenían funciones rituales. 

San Mateo es el responsable, según la Tradición de la Iglesia, de redactar a mediados del siglo I el primer Evangelio, conteniendo la historia y doctrina de Jesús. Más tarde, San Marcos escribió un segundo Evangelio con mayor precisión cronológica, y eventualmente San Lucas redactó el tercero en griego. Por último, San Juan fue el responsable del cuarto Evangelio, más dogmático que los anteriores. Con el tiempo, los citados Evangelios comenzaron a ser vistos como inspirados por Dios mismo e iguales a la Escritura hebrea, así como las Epístolas apostólicas, que desarrollaron la Doctrina del Maestro, difundiendo Sus enseñanzas por todo el Imperio Romano.

Las persecuciones

Pese a las marcadas diferencias entre cristianismo y judaísmo, los romanos acabaron por confundir a los cristianos con los judíos, lo cual contribuyó a intensificar la persecución, influida por enormes dosis de incomprensión. Algunas mujeres como Popea, la favorita de Nerón, y algunos libertos judíos ejercieron una gran influencia sobre aquél para iniciar las masacres, hasta el punto en que historiadores cristianos han atribuido, no sin fundamento, a culpar a Popea de inspirar al emperador por indicación rabínica para que atribuyera a los cristianos la culpabilidad del incendio de Roma.

Ocurrió también que los cristianos fueron considerados como judíos de baja categoría, y el hecho de que en la masa de sus adeptos hubiese libertos e incluso esclavos, hizo nacer entre los romanos la idea de que esta nueva fe no convenía a las clases altas. Fruto de esta ignorancia son, además, los calificativos de escritores como Plinio el Joven, Tácito y Suetonio.

Aunque el estoicismo había preparado la mentalidad de la época para la llegada del cristianismo, las persecuciones se explican también porque todo era nuevo en los discípulos de Cristo. Las religiones antiguas lo eran del terror, con dioses implacables, cuyas relaciones con los hombres eran de carácter contractual, a la vez que, paradójicamente, la religiosidad había acabado siendo vista como sinónimo de urbanidad y espíritu cívico. 
Todos los cultos hasta entonces comprendías sacrificios sangrientos y ofrendas expiatorias, mientras la religión de Jesús presentaba el Sacrificio único del Hijo de Dios y sólo exigía la ofrenda de la fe.
Es por esto que las clases explotadas, a quienes se prometía un mundo mejor así en el Cielo como en la Tierra, abrazaron la nueva religión con fervor.

Pero a la par de lo anterior, son de resaltar los múltiples obstáculos que se le opusieron. Los primeros enemigos del cristianismo fueron los judíos, luego los romanos que, aunque tolerantes con las religiones de los pueblos, comenzaron a ver en los cristianos un peligro para el Imperio. Además, los cristianos no participaban en las ceremonias oficiales a fin de no adorar a otros dioses, lo cual los hizo sospechosos para el Estado, hasta que, bajo el gobierno de Claudio, fueron expulsados de Roma, iniciando las persecuciones. Más tarde, nuevas acusaciones se inventaron, desde el adorar a un dios con cabeza de asno hasta sacrificar niños ritualmente. Bajo Nerón, el pueblo, convencido de que estos eran los enemigos a combatir, aceptó con entusiasmo el inicio de la persecución en su contra basado en la acusación de incendiar Roma. Millares de fieles fueron arrojados a los leones, crucificados y quemados vivos. Esa fue la primera persecución, y se extendió entre los años 64 a 68. En ella perecieron San Pedro y San Pablo, el primero crucificado en la colina del Vaticano y el segundo, decapitado.

Bajo Domiciano y Trajano se ejecutaron la segunda y tercera persecución, bajo la acusación de negarse a ofrecer sacrificios en los altares. Además, miembros de familias poderosas se habían convertido al cristianismo, lo cual sumado a su difusión en los campos, aldeas y colinas, aumentó la saña para sofocar con sangre un movimiento que predicaba la fraternidad.

La cuarta persecución ocurrió, se dice, bajo el reinado de Marco Aurelio, a quien otros creían converso al cristianismo por su espíritu noble y sus preceptos estoicos. 

En tal contexto, los cristianos apelaron a un arbitrio legal, constituyendo asociaciones funerarias a fin de comprar terrenos colindantes con las ciudades y así construir sepulturas comunes para sus miembros. En tales sitios se reunieron, y allí realizaron, en secreto, sus Misas. A medida que aumentó su número, se excavaron sepulturas subterráneas donde se inhumaban los cuerpos, las famosas catacumbas, sede de las iglesias perseguidas y refugios en los tiempos en que aumentaba la intolerancia hacia ellos.

Nada podía contener su fervor, con lo que las persecuciones aumentaron. Bajo Septimio Severo, perecieron más de dieciocho mil mártires. En el año 250, Decio ordenó a todos los cristianos abandonar su religión, so pena del destierro y, para los funcionarios conversos, la muerte. San Fabiano, San Cornelio y San Lucio, papas de la Iglesia, murieron mártires. Del mismo modo, bajo Valeriano, murieron el Papa Sixto II, San Lorenzo y San Cipriano. Diocleciano persiguió también a los cristianos, así como Galerio. Todo esto hasta el punto de inflexión que llevó a la fe católica a la hegemonía absoluta.

La conversión de Constantino

Constantino y Licinio, tras vencer a sus rivales, dictaron en el 313, a seis meses de su victoria, el edicto de Milán, a fin de permitir a los cristianos la libertad de culto. Este es el punto inicial de la conversión de Constantino a la cristiandad, que marca también la terminación de las persecuciones.
Al Obispo de Roma se le reconoció como líder supremo de la Iglesia, que comenzaba a ser llamada ortodoxa (verdadera) y católica (universal).

El ambiente romano se saturó de sectas en lo que el cristianismo trataba de conservar su pureza originaria, sin poder evitar que por su influencia surgieran extrañas doctrinas, bautizadas herejías.
En tiempos de Constantino, la más peligrosa fue el arrianismo. Esta herejía, que recibe su nombre de Arrio, sacerdote alejandrino, negaba la Divinidad de Cristo y la identidad sustancial de la Santísima Trinidad. La masa ignorante, ciertamente, comprendía mejor el arrianismo que la doctrina ortodoxa, dándole tal difusión que Constantino acabó por convocar el primer Concilio Ecuménico en Nicea, que terminó, tras algo de discusión, por condenar la herejía. Constancio, sucesor de Constantino, mantuvo la religión cristiana, pero tras entregarse al arrianismo, que declaró religión oficial, ocasionó que todo el Imperio fuera escenario de luchas religiosas y políticas. Todo esto hasta que Juliano, primo de Constancio y llamado el Apóstata, se hizo con el Imperio e inició una persecución peor que cualquiera que se hubiese visto.

Su religión era, en realidad, una combinación de paganismo, filosofía estoica y mitraísmo, con influencias de Filón y Plotino. Creía que el Sol era una imagen inmaterial del dios único e inmaterial. 
Cuenta el historiador Teodoreto que sus últimas palabras fueron "venciste Galileo", símbolo del inicio de la victoria definitiva de la cristiandad. 

Joviano, sucesor de Juliano, restableció la tolerancia religiosa y Teodosio, entronizado como amo y señor de todo el Imperio en el 394, publicó un edicto imponiendo a todos los pueblos la fe recibida de San Pedro. Bautizado al inicio de su reinado, era un verdadero cristiano enemigo de las herejías y la idolatría, que con frecuencia se inclinó a la fuerza moral de la Iglesia. Un ejemplo típico es la vez en que San Ambrosio, obispo de Tesalónica, le prohibió acceder a su catedral mientras no hiciera penitencia por una cruel represión, sometiendo así a la figura más poderosa de todo el Imperio Romano.

Al producirse la división del Imperio y a medida que el Imperio de Occidente se iba derrumbando, la Iglesia se fortaleció materialmente, y su acción frente a los pueblos recién aparecidos le llevaría a cumplir su destino de edificar la civilización moderna.

La patrística

En los intervalos entre persecución y persecución, y sobre todo en el siglo II gracias a la tolerancia de los emperadores, los cristianos hicieron conocer su doctrina y refutaron las calumnias en su contra. Floreció la literatura apologética, integrada por los escritos en defensa de la religión, a veces en forma de suplicas a emperadores  y en otras ocasiones de exposiciones doctrinales dirigidas al mundo pagano. A medida que el cristianismo penetraba en las esferas intelectuales romanas, se fue sintiendo la necesidad de demostrar su esencia, para lo cual los apologistas interpretaron filosóficamente las definiciones dogmáticas de los Papas, gracias a lo cual las teorías filosóficas se pusieron al servicio de la verdad revelada. Se dio el título de Padres de la Iglesia a aquellos que destacaron por la ortodoxia de sus doctrinas y la santidad de sus vidas, aunque algunos autores incluyeron también una distinción interna, entre Padres Apologistas y Padres Dogmáticos. Los Padres de la Iglesia afirmaron la existencia de un derecho natural, considerando a los hombres como iguales y libres por naturaleza. El Estado no era, para ellos, una entidad con su origen en la ley natural, pero que debía de todos modos admitirse como consecuencia del pecado original en el hombre.

De entre ellos destacan varios. El primero es San Justino Mártir, uno de los primeros en atreverse a dirigirse al emperador Antonio en defensa de la fe cristiana, continuando con San Ireneo, quien puso en guardia a los cristianos sobre las interpretaciones libres de las Escrituras. También es de resaltar Tertuliano, quien pese a todo llegó a estar, a su muerte, en disidencia con la Iglesia, así como Clemente de Alejandría y su discípulo Orígenes, el cual fue excomulgado porque la Tradición Apostólica no podía aceptar que la filosofía alterara la enseñanza de Cristo en lugar de servirle.

Tras el triunfo de la Iglesia bajo Constantino, comenzó la era de la literatura patrística propiamente dicha,  que no hacía ya apologías sino tratados teológicos que puntualizaran y definieran los dogmas. Su obra actuaba en defensa de la Doctrina de la Iglesia contra los que proclamaban herejías en nombre de la filosofía. Se había rechazado la posición de Tertuliano en contra de la misma, sin llegar al extremo opuesto de Orígenes, lo cual sumado a la posesión de un lenguaje adecuado para estas disputas, permitió a la Iglesia a estar perfectamente preparada para afrontar la agresión de los nuevos sofistas.

Aunque sus escritos tienen una alta autoridad teológica, los Papas siempre distinguieron entre las opiniones de los Padres y los dogmas expresados en sus obras. Ellos discreparon sobre muchos puntos, muchas veces influidos por su lugar de origen. Así, los doctores de Oriente o griegos, tienen sus diferencias con los Padres de la Iglesia latina, que lucharon en Occidente en el ambiente romano penetrado por los bárbaros.

En el mundo griego destacan San Atanasio, San Gregorio de Nisa, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, maestro de Agustín, y San Jerónimo, autor de la versión latina de la Biblia, aceptada por la Iglesia como definitiva en el Concilio de Trento.

Esta ha sido la historia de la Iglesia desde sus inicios hasta la llegada de los grandes Padres que terminaron de cimentar el edificio de la catolicidad contemporánea. Hombres grandes que, sin embargo, hoy en día son subestimados, como tantos otros genios que la Iglesia nos ha legado. Es por eso, además de por las motivaciones expresivas de su autor, que existe este espacio, que si Dios quiere durará mucho tiempo más.

Bibliografía

Derecho Político General-Tomo I, del doctor Mariano de Vedia y Mitre.

jueves, 8 de julio de 2021

Milton Friedman: padre del neoliberalismo estadounidense

 

Es imposible entender a la Escuela de Economía de Chicago, la más científica de las escuelas liberales, sin la figura de Milton Friedman, uno de los hombres que -para sorpresa seguramente de alguno de los lectores- más he llegado a admirar.

 Nacido un ya lejano 31 de Julio del año 1912, en Brooklyn, Nueva York, era miembro de una familia centroeuropea. Sus padres se trasladaron a los Estados Unidos en su adolescencia, para conocerse en ese mismo Estado, para luego establecerse en Rahway, un pequeño pueblo a 30 kilómetros de la ciudad de la enorme urbe neoyorkina, donde su madre administró una tienda minorista, a la par que su padre ejecutaba diversos trabajos, con éxitos más que moderados.

Su familia nunca fue rica, pero en líneas generales, jamás sufrieron penalidades económicas.

Asistió a escuelas primarias y secundarias públicas, graduándose en la Rahway High School, en el año 1928.

Desgraciadamente, su padre falleció durante su último año de secundaria, lo cual no impidió, ni a nivel personal ni económico, que el joven Milton persistiera en su propósito de asistir a la universidad.

Se le otorgó una beca por sus méritos académicos en la Universidad Rutgers, en la que se graduó en 1932. Aunque inicialmente se especializó en Matemáticas con el fin de dedicarse a las ciencias actuariales, pronto se interesó por la Economía, hasta conseguir titulación en ambos campos.

Tuvo, en materia económica, la fortuna de estar expuesto a la influencia de dos economistas notables: Arthur F. Burns, quien enseñó en Rutgers mientras elaboraba su tesis doctoral, y Homer Jones, que impartió clase mientras realizaba su trabajo de posgrado para la Universidad de Chicago.

Burns influyó su comprensión de lo que es la investigación en Economía, y fue una influencia en su carrera posterior. En cuanto a Jones, fue él quien le introdujo a la teoría económica más rigurosa.

Gracias a su recomendación, Friedman recibió una beca de matrícula del Departamento de Economía de Chicago. Aunque también la Univesidad de Brown le había ofrecido una beca en matemáticas aplicadas, para ese punto ya había decidido seguir carrera en el mundo de la Economía.

Tras un año en Columbia, regresó a Chicago, donde fue asistente de investigación de Henry Schultz, para el libro  The Theory and Measurement of Demand. Para el futuro de lo que sería la Escuela de Chicago, y su propio futuro en el ámbito académico, fue también relevante la amistad que formó con dos de sus compañeros de universidad, George Stigler y Allen Wallis.

En el año 1935, trabajó en el Comité de Recursos Nacionales, en un estudio sobre el presupuesto del consumidor que estaba en marcha. Fue así como consiguió uno de los componentes fundamentales de su posterior teoría de la función de consumo. El otro, vino de su trabajo en la Oficina Nacional de Investigación Económica, a la que se incorporó en 1937 para colaborar con Simon Kuznets en sus estudios de ingresos profesionales. El resultado final, fue el libro Ingresos de la Práctica Profesional Independiente, que también le fue útil como disertación doctoral en la Universidad de Columbia.

Aunque se finalizó hacia 1940, su publicación se retrasó hasta el final de la guerra debido a la controversia entre ciertos directores de la Oficina en cuanto a los resultados, que establecían que los poderes del monopolio de la profesión médica habían aumentado de manera sustancial los ingresos de los médicos en relación a los dentistas.

Científicamente hablando, ese libro introdujo la noción de ingresos permanentes y transitorios.

Según sus propias narraciones, el catalizador para combinar su trabajo sobre el consumo con el análisis del ingreso en ingresos profesionales en la hipótesis del ingreso permanente, fue una serie de conversaciones con su esposa y dos de sus amigas, las cuales estaban trabajando en aquél momento en el consumo.

Un hecho curioso sobre Friedman, es que tuvo inicios más bien alejados de la materia por la que ganaría (todavía más) fama y fortuna. Sus primeros aportes fueron en el campo de la estadística matemática, en que, en 1937, produjo uno de los trabajos fundacionales sobre el análisis de variaciones de series numéricas, y pionero en el campo de los métodos no paramétricos.

Sin embargo aunque estos aportes fueron importantes, siempre estuvieron subordinados a su interés por la Economía empírica. Friedman era de la idea de que en la ciencia económica las hipótesis tentativas debían ser puestas a prueba comparando la teoría con la realidad concreta, siendo esta una mera forma de ordenar supuestos e implicaciones lógicas, que sólo adquiere credibilidad al demostrarse que no son inconsistentes con las evidencias. Se aprecian aquí sus diferencias con la metodología austríaca.

De 1941 a 1943, trabajó en el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, en materia impositiva durante la guerra, y de 1943 a 1945 en la Universidad de Columbia, en un grupo dirigido por Harold Hotelling y W. Allen Wallis, como estadístico matemático en problema de diseño de armas, estrategia militar y diseño metalúrgico.

En 1945, trabajó en la Universidad de Minnesota. Tras un año allí, aceptó una oferta de la Universidad de Chicago para enseñar teoría económica. Este sería su hogar intelectual hasta el día de su muerte.

Fue en este año que Arthur Burns le convenció de volver a la Oficina Nacional y encabezar su estudio sobre el papel del dinero en los ciclos económicos.

El dúo dinámico de Chicago y la Oficina le granjeó amplios beneficios. En Chicago, estableció su Taller en Dinero y Banca, que permitió que los estudios monetarios sean un conjunto de trabajo acumulativo al que muchos han contribuido. En la Oficina, por su parte, colaboró con Anna J. Schwartz, quien aportó sus conocimientos de historiadora económica.

Su trabajo sobre la historia y las estadísticas monetarias fue complementado por estudios empíricos, así como por los desarrollos de su Taller.

En 1950, estuvo en Francia como asesor de la agencia gubernamental americana que administraba el Plan Marshall. Su tarea principal fue analizar el Plan Schuman, precursor del Mercado Común. Aquí nació su interés en los tipos de cambio flotantes, que lo llevaron a concluir que un mercado necesariamente se hundirá sin ellos. El resultado de esta experiencia, fue su ensayo The Case for Flexible Exchange Rates, de 1953.

A principios de la década de 1960, se involucró cada vez más en la política, sirviendo como asesor del senador Goldwater en su (fracasada) búsqueda por la presidencia en 1964. En 1968, sirvió en el comité de asesores económicos durante el ascenso de Richard Nixon. Sin embargo, siempre rechazó las ofertas de puestos de tiempo completo en el sector político.

En 1976, se le concedió el Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en Memoria de Alfred Nobel (como en realidad se llama ese premio), por sus estudios en cuanto a análisis del consumo y teoría monetaria, y por su demostración de la complejidad de la política de la estabilización.

En 1977, llegado a los 65 años, se retiró de la docencia en Chicago, para cambiar su lugar de trabajo académico a la Institución Hoover, donde continuó siendo investigador principal.

Poco después de llegar a California, se le planteó la oportunidad de producir un programa de televisión que presentara su filosofía económica y social. El resultado fue Libre para Elegir, diez programas de una hora, media en formato documental y media de discusión. Tras su primera emisión en Enero de 1980, la serie ganó fama en más de un país. La versión en libro de Free to Choose, fue la obra de no ficción más vendida de 1980.

Las tendencias monetarias de los Estados Unidos y el Reino Unido fueron publicadas en 1982, siendo el principal producto de su colaboración con Schwartz, que duró más de tres décadas.

Milton Friedman fue asesor no oficial de Reagan (el actor devenido en presidente norteamericano) durante su candidatura en 1980, así como miembro de la Junta Asesora de Política Económica durante su presidencia. En 1988, el ya presidente Ronald Reagan le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, y en se le concedió la Medalla Nacional de Ciencia. Viajó extensamente, incluyendo un viaje a Europa Oriental en 1990, para filmar un documental sobre los antiguos satélites soviéticos, que acabó por incluirse en la versión abreviada de Libre para Elegir.

Su último gran acto con el fin de beneficiar a la humanidad, fue establecer la Milton y Rose D. Friedman Foundation en 1996, con el objetivo de promover la libre elección de los padres en cuanto a la educación de sus hijos.

Falleció de un ataque cardíaco en Noviembre de 2006, con 94 años de edad[1], habiendo sido el economista más destacable del último cuarto del siglo XX.

Teoría económica de Milton Friedman

Si el período previo a los setenta, entre el 45 y el 73 fue la Era Keynes, el actual puede definirse fácilmente como la Era Friedman. Friedman no sólo contribuyó a desplazar la Economía keynesiana (para bien o para mal), sino que tuvo una muy profunda incidencia política con su obra Capitalismo y Libertad, de 1962, en que relacionó ambos conceptos. Con respecto a esto, Lawrence Summers, en su notable elogio a Friedman, The Great Liberator, publicado en The New York Times en 2006, nos dice que "no hace mucho todos éramos keynesianos. De igual forma, cualquier demócrata honesto admitirá que ahora todos somos friedmanianos".

Incluso, no falta quien acusa a la así llamada "Economía neokeynesiana", gran "rival" de la nueva macroeconomía clásica, de ser una suerte de combinación de expectativas racionales con competencia imperfecta y rigideces de precio y salario, lo que Thomas Palley hadado en llamar "una nueva Economía pigoviana", en referencia a Arthur Pigou, rival intelectual de John Marynard Keynes en Cambridge en los años 30, debido a su énfasis en las imperfecciones del mercado, lo que básicamente significaría que tiene más que ver con Friedman que con Keynes.

Metodología

Siendo ante todo un monetarista, Friedman tuvo un destacable impacto en la comprensión que de la ciencia económica tienen los economistas, en buena medida gracias a su ensayo The Methodology of Positive Economics, de 1953.

Su marco metodológico descansa en la división entre Economía positiva, que determina "lo que es" (teoría económica), y Economía normativa, que analiza "lo que debería ser" (economía política).

Así, mientras la primera no presenta valoración moral alguna, estudiando sólo los hechos, cual físico estudiando partículas subatómicas, la segunda sí que depende de y a la vez plantea objetivos morales.

El segundo punto importante en esta perspectiva metodológica, es la no pertinencia de la realidad en el análisis económico. La pregunta, según Friedman, no es si los supuestos económicos de una teoría son realistas, ya que nunca lo son. Lo que importa, es si son aproximaciones realmente útiles para los propósitos en cuestión. Básicamente, si la teoría sirve. Esto quiere decir, por ejemplo, que no importa si la gente es perfectamente racional, si la economía actúa como si lo fuera[2].

A partir de aquí y siguiendo el análisis de Alan Musgrave en 1981 sobre el instrumentalismo de Friedman, puede distinguirse tres tipos de presuposiciones: en primer lugar, están las desdeñosas, aquellas que afirman que algún aspecto de la realidad tiene poco o ningún efecto en el fenómeno a estudiarse. Estas son de las menos relevantes, ya que si el fenómeno ignorado es irrelevante, no afecta a la teoría. El peligro está en desdeñar un fenómeno de manera generalizada, lo cual puede llevar a ignorar circunstancias que afecten nuevas teorías.

En segundo lugar, podemos citar a las presuposiciones de dominio. Estas especifican las condiciones de aplicación de una teoría particular. Si estas no se dan, la teoría no se aplica.

Son este tipo de presuposiciones las más utilizadas por Friedman, y esa es una de las razones por las que ha sido criticado.

En muchas ocasiones, especialmente en la aplicación de políticas concretas en países subdesarrollados, no se parte de un cuerpo teórico para después adaptarlo a las circunstancias concretas, sino a la inversa: adaptar las circunstancias a la teoría, lo cual, según sus críticos, tiene resultados desastrosos. Un ejemplo típico es la famosa frase de Friedman, "la inflación es siempre un fenómeno monetario". Incluso aceptando esto como cierto, en cada episodio de inflación hay aspectos secundarios que deben ser tenidos en cuenta.

Las proposiciones heurísticas son aquellas que se sabe que son falsas, pero son utilizadas como primer paso para una teoría más general. Como ejemplo, Musgrave pone la de Newton, según la cual el Sistema Solar se componía de sólo el Sol y la Tierra, lo cual lo llevó a concebir que los planetas seguían órbitas elípticas.

Las proposiciones heurísticas son muy útiles cuando se desarrollan con racionalidad, o por el contrario, se descartan. Siguiendo con el ejemplo anterior, la afirmación de que la oferta monetaria es la única causa de la inflación sería un buen punto de partida, más no de destino.

Uno de los objetivos de Friedman fue el igualar la categoría de la Economía a la de una ciencia formal como la Física. Sin embargo, según quienes le critican, estuvo lejos de tener éxito[3].

Según Palley, la combinación de ambos elementos ha servido para escudar a la Economía contra críticas externas, aunque en mi opinión personal, el primero puede no ser tan problemático en sí mismo. La idea, es que la noción de una Economía positiva sirve para proteger a la Economía moderna de la acusación de estar altamente politizada. Esto puede darse, aunque no me consta que los economistas actúen efectivamente con tal deshonestidad intelectual.

Monetarismo

El monetarismo es la consolidación de los primeros trabajos de Friedman en materia de macroeconmía monetaria, además de ser la teoría que lo lanzó a la palestra mundial como teórico de la macroeconomía, cuyas bases asentó en la Historia Monetaria de los Estados Unidos[4].

A continuación, expondré los trece puntos en que puede resumirse la teoría monetarista según Marcos Iglesias Alonso, que serán copiadas de forma casi literal (a excepción de aquellas partes en que sea necesario realizar aclaraciones).

1.Hay una relación coherente, aunque no precisa, entre la tasa de crecimiento de la masa monetaria y la del ingreso nominal (la cantidad concreta de dinero que se gana, sin considerar la inflación). Es decir, que el crecimiento del monto total de dinero existente tendrá un efecto significativo sobre cómo de rápido crecerá el ingreso nominal. Si la masa monetaria crece rápidamente, también lo hará el ingreso nominal, y a la inversa.

2.Esta relación no es evidente a simple vista porque los cambios en el crecimiento monetario tardan en afectar el ingreso y el tiempo que tardan varía. La tasa de crecimiento monetario actual no está en muy estrecha relación con la tasa de crecimiento actual del ingreso. El crecimiento del ingreso hoy depende de lo que sucedió con el dinero en el pasado. Lo que sucede con el dinero hoy afecta a lo que va a suceder con el ingreso en el futuro

3.En promedio, un cambio en la tasa de crecimiento monetario produce un cambio en la tasa de crecimiento nominal entre 6 y 9 meses más tarde.

4.Los cambios en la tasa de crecimiento del ingreso nominal típicamente se reflejan antes en la producción que en los precios. Si la tasa de crecimiento monetario se reduce, de unos seis a nueve meses, más tarde las tasas de crecimiento del ingreso nominal y de la producción física descenderán. Sin embargo, la tasa de aumento de los precios se verá poco afectada. Habrá una presión hacia abajo sobre los precios solo a medida que aparezca una brecha entre la producción actual y la potencial.

5.De media, el efecto sobre los precios se produce entre 6 y 9 meses después del efecto sobre el ingreso y la producción, así que la demora total entre un cambio en el crecimiento monetario y un cambio en la tasa de inflación es en promedio de 12 a 18 meses. Por eso es necesario trabajar mucho tiempo para detener una inflación que ha comenzado.

6.Incluso tomando en cuenta la demora en el efecto del crecimiento monetario, la relación está lejos de ser perfecta. Se producen bastantes accidentes entre el cambio monetario y el cambio en el ingreso.

7.En el corto plazo, de cinco a diez años, los cambios monetarios afectan principalmente la producción. Por otro lado, midiendo por décadas, la tasa de crecimiento monetario afecta primordialmente a los precios. Lo que sucede con la producción depende de los factores reales.

8.De lo anterior se deduce que la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido en que sólo puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción. Sin embargo, existen muchas razones posibles de crecimiento monetario, tanto gubernamentales como meramente materiales.

9.El gasto gubernamental puede o no ser inflacionario. Claramente será inflacionario si se financia creando dinero, es decir, imprimiendo moneda o creando depósitos bancarios. Si se financia con impuestos o con préstamos tomados del público, el principal efecto es que el gobierno gasta los fondos en vez del contribuyente o en vez del prestamista o en vez de la persona que hubiera pedido prestado los fondos en su lugar. La política fiscal es extremadamente importante en la determinación de qué fracción de ingreso nacional total será gastada por el gobierno y quién carga con el peso de ese gasto. En sí misma, no tiene importancia en relación con la inflación.

10.Una de las cosas más difíciles de explicar en forma simple es la manera en que un cambio en la cantidad de dinero afecta al ingreso. Generalmente el efecto inicial no se da para nada sobre los ingresos, sino sobre los precios de los bienes existentes. Este efecto de liquidez, al que Keynes dio especial relevancia, es un efecto en el balance, no en la cuenta de ingresos. Se produce a través de operaciones a mercado abierto o de otras maneras, y aumenta la cantidad de efectivo que la gente y las empresas tienen en relación a otras formas de capital. Los tenedores del efectivo tratarán de ajustar sus carteras con otros activos, pero los gastos de un individuo son los ingresos de otros individuos. Toda la gente junta no puede cambiar la cantidad de efectivo que tienen todos, solamente las autoridades monetarias pueden hacerlo, sin embargo a medida que la gente intenta cambiar sus balances de efectivo, el efecto se va extendiendo de un activo a otro. Esto tiende a aumentar los precios de los activos y a reducir las tasas de interés, lo que alienta el gasto para producir nuevos activos y también el gasto en servicios corrientes en vez de en la compra de activos existentes. Así es como el efecto inicial sobre los balances se traduce en un efecto sobre el ingreso y el gasto. En esta área la diferencia entre los monetaristas y los keynesianos no es en cuanto a la naturaleza del proceso, sino en cuanto a la gama de activos que se toman en consideración. Los monetaristas insisten en que debe tomarse en cuenta una gama mucho más amplia de activos y tasas de interés. Le dan importancia a activos tales como los bienes de consumo duraderos y semiduraderos, estructuras y otras formas de propiedad real. El resultado es que consideran a las tasas de interés del mercado, a las que los keynesianos dan mucha importancia, solo como una parte pequeña del espectro total de tasas que son relevantes.

11.Un aspecto importante de este mecanismo es que un cambio en el crecimiento monetario afecta a las tasas de interés en una dirección al principio, pero más tarde en la dirección opuesta. El crecimiento monetario más rápido al principio tiende a bajar las tasas de interés. Pero más tarde, a medida que aumenta el gasto y estimula la subida inflacionaria de precios, también produce un aumento en la demanda de préstamos, lo que tenderá a aumentar las tasas de interés. Además, los precios en aumento introducen una discrepancia entre las tasas de intereses reales y nominales.

Esa es la razón por la cual a nivel mundial las tasas de interés son más altas en los países que han tenido el aumento más rápido en la cantidad de dinero y también en los precios, cómo por ejemplo países como Chile, Corea o Brasil. En la dirección opuesta, una tasa de crecimiento monetario más lenta al principio eleva las tasas de interés pero más tarde, que reduce el gasto y la subida inflacionaria de los precios, hace caer las tasas de interés. Esa es la razón por la cual a nivel mundial las tasas de interés son más bajas en los países que han tenido tasas de crecimiento más lenta en la cantidad de dinero, como por ejemplo países como Suiza y Alemania. Esta relación de doble filo entre el dinero y las tasas de interés explica porque los monetaristas insisten en que las tasas de interés son un punto de referencia muy engañoso para la política monetaria.

12.La inflación es un fenómeno monetario que se produce cuando la cantidad de dinero crece más deprisa que la producción, aunque las causas de esta aceleración monetaria pueden ser diversas. En el mundo actual, es la autoridad económica quien determina o está en condiciones de determinar la cantidad de dinero. Sólo hay un remedio para la inflación: contener la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero. Se necesita un tiempo, que no se mide en años sino en meses, para que se desarrolle la inflación y lo mismo para frenarla. Los efectos desagradables de la curación son inevitables.

13.La inflación también afecta indirectamente a la presión fiscal. Esto sucede al elevarse los salarios nominales, sistema fiscal es progresivo, a medida que aumentan los ingresos se entra en tramos con una mayor carga impositiva. La inflación puede provocar una subida de impuestos encubierta, así como la reducción del poder adquisitivo debido a salarios reales más bajos[5].

Según Friedman, la economía de mercado privado es estable debido a la estabilidad de la velocidad y la demanda de dinero. Dejando de lado trastornos aleatorios, las fluctuaciones en la actividad económica se deben a fluctuaciones en el crecimiento de la oferta de dinero ocasionada por la política monetaria, lo cual vuelve a los gobiernos y sus políticas incompetentes los responsables de las fluctuaciones en la economía.

 A nivel de las políticas, esto implica el reemplazo de políticas monetarias discrecionales por políticas basadas en reglas, particularmente, en un crecimiento estable de la oferta de dinero[6].

Síntesis monetarista

Procedamos, ahora, a desarrollar sintéticamente el pensamiento friedmaniano y su gran obsesión: la inflación. 

Quizá la cita más famosa de Friedman es aquella que reza que la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario, que se produce cuando el volumen de dinero crece a una velocidad sensiblemente mayor que la producción. Cuanto más rápido es el incremento de la cantidad de dinero por unidad de producción, más alto es en consecuencia el índice de inflación. Según él, la teoría económica no tiene otra proposición tan bien demostrada como ésta.

Según Friedman, aunque muchos fenómenos son susceptibles de generar fluctuaciones temporales en el índice de inflación, sólo tendrán efectos duraderos si afectan al índice de crecimiento monetario.

Señala, además, que bajo los sistemas actuales de papel moneda son los gobiernos los únicos que pueden originar un excesivo crecimiento monetario y por ende inflación, por medio de los bancos centrales. En esta afirmación, también se pueden encontrar los fundamentos de la independencia de los bancos centrales.

El gasto público también es descartado como principal causa de la inflación, ya que según Friedman el aumento del mismo no produce crecimiento monetario más rápido ni una inflación elevada, siempre y cuando se haya financiado mediante impuestos o pidiendo prestado al público.

Remedios contra la inflación

En 1992, Friedman afirmó que así como la causa única de la inflación estriba en un crecimiento excesivo de la masa monetaria, su única solución radica en la limitación a este crecimiento, dependiendo de la voluntad política ejecutarla. De no hacerse y avanzar lo suficiente la enfermedad inflacionaria, la cura será necesariamente larga y dolorosa.

Cuando un país se embarca en un episodio inflacionista, los efectos iniciales parecen positivos. El aumento de la cantidad de dinero permite que se gaste más sin que nadie tenga que gastar menos. Hay más puestos de trabajo, y los negocios se agilizan.

Eventualmente, sin embargo, la aceleración del gasto empuja los precios al alza, y aparecen los efectos de la inflación: precios más altos, debilidad de la demanda, y estanflación (estancamiento e inflación combinadas).

Los efectos secundarios iniciales de limitar el crecimiento monetario son un verdadero dolor de cabeza: reducción del crecimiento económico y aumento del desempleo sin reducción de la inflación.

Los beneficios no aparecen hasta uno o dos años después, en forma de una caída de la inflación y posibilidades de crecimiento real.

Los 80's le proporcionaron a Friedman un buen ejemplo de este proceso En 1980, la Reserva Federal redujo firmemente el crecimiento de la masa monetaria. Como resultado se vio una profunda recesión y, más tarde, un descenso de la inflación. Fue en 1982 que se cambió de dirección, generando un aceleramiento de la economía, que derivó en el período de expansión más largo desde la Segunda Guerra Mundial.

Además de advertir largamente contra la inflación, Friedman dio sus consejos para controlar los efectos nocivos de medidas antiinflacionarias.

Advirtió de que no conocía ningún período inflacionario que no hubiera terminado con un bajo crecimiento económico y un desempleo más elevado de lo normal.

La idea de que no hay manera de evitar los efectos secundarios de los remedios contra la inflación se basa, así, en la evidencia empírica, pero existen formas de limitar estos efectos.

Para empezar, la inflación se debe controlar de manera gradual pero sostenida, mediante una política anunciada con antelación y mantenida fielmente para que sea creíble.

Esto, sin embargo, sólo puede hacerse con inflaciones moderadas. Las inflaciones galopantes o las hiperinflaciones requieren obligatoriamente de terapia de choque.

La razón para la gradualidad y el aviso previo estriba en dar tiempo a la población para ajustar sus previsiones. Mucha gente realiza contratos a largo plazo, en base a expectativas sobre la inflación, y al avisar sobre políticas futuras, se da tiempo para renegociarlos.

Otro método de probada eficacia, consiste en incluir en los contratos a largo plazo un ajuste automático de la inflación. De esta forma, se reduce la fase transicional y se atenúan los efectos secundarios ya citados[7].

Bibliografía

1.Iglesias Alonso, Marcos. "Milton Friedman y el monetarismo". Páginas 8-13. Ver informe completo en: https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/8686/TFG-Marcos%20Iglesias%20Alonso.pdf?sequence=1

2.Palley, Thomas I. "Economía y economía política de Friedman: una crítica desde el viejo keynesianismo". Páginas 5-6. Ver informe completo en: https://www.redalyc.org/pdf/601/60132270001.pdf

3.Iglesias Alonso, Marcos. "Milton Friedman y el monetarismo". Páginas 16-17. Ver informe completo en: https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/8686/TFG-Marcos%20Iglesias%20Alonso.pdf?sequence=1

4.Oro, Angel Martín. "Las lecciones de la Gran Depresión". Ver informe completo en: https://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/la-gran-depresion-48058/

5.Palley, Thomas I. "Economía y economía política de Friedman: una crítica desde el viejo keynesianismo". Página 15. Ver informe completo en: https://www.redalyc.org/pdf/601/60132270001.pdf

6.Iglesias Alonso, Marcos. "Milton Friedman y el monetarismo". Páginas 26-30. Ver informe completo en: https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/8686/TFG-Marcos%20Iglesias%20Alonso.pdf?sequence=1

7.Iglesias Alonso, Marcos. "Milton Friedman y el monetarismo". Páginas 30-34. Ver informe completo en: https://buleria.unileon.es/bitstream/handle/10612/8686/TFG-Marcos%20Iglesias%20Alonso.pdf?sequence=1

El pensamiento de Alexis de Tocqueville

 


La obra de Alexis de Tocqueville, el máximo escritor liberal de su época, no es, curiosamente, representativa de una amplia corriente de pensamiento, sino que es resultado de la reflexión solitaria de un espíritu dedicado a juzgar la realidad de manera rigurosa e independiente.

Este personaje, a quien se ha llamado el Montesquieu del siglo XIX, es señor de Tocqueville, y heredero de una tradición aristocrática y terrateniente a la que permanecerá fiel. Esta tradición se concilia con su visión parlamentaria, y una actitud respetuosa pero libre respecto a la religión, propia de un hombre del siglo XVIII profundamente interesado por el racionalismo experimental. Es un provinciano a quien París le provoca una ambivalente sensación de nostalgia y temor. No es ni un revolucionario ni un reaccionario, lo cual se ilustra en cómo sirvió a la monarquía de Julio a la par que, además de criticar a los revolucionarios de 1848, fue ministro de la Segunda República Francesa. Pero estas adhesiones son siempre desinteresadas, y si acepta el acontecimiento es por pura fe en la continuidad del Estado.
Siempre estableció una diferencia entre el instinto y la reflexión. Era aristócrata por instinto, pero la reflexión le lleva a aceptar la inevitable evolución hacia la democracia. 

Bajo esta línea de pensamiento es que escribió La Dèmocratie en Amérique, con treinta años y tras una estancia de menos de un año en Estados Unidos. La primera parte estudia la influencia de la democracia sobre las instituciones, mientras que la segunda está dedicada a la influencia de las instituciones sobre las costumbres. En L' Ancien Régime et la Révolution, su obra más importante, está sin embargo inacabada. Su primer volumen, el único que apareció mientras él vivía, se detiene al comienzo de la Revolución. El autor se propone demostrar que la centralización administrativa es obra del Antiguo Régimen y no de la Revolución o el Imperio. La Revolución es fruto de una larga evolución. 

La América visitada por Tocqueville es la de Jackson, presidente de los Estados Unidos en 1829 y 1837, que vuelve a las fuentes de la jeffersoniana. Desconfía de los privilegios ya políticos ya económicos, y retorna a los principios de la Declaración de Independencia. Además, como buen americano, insiste en la igualdad de derechos Mientras Hamilton cree en el conflicto fundamental de los intereses, Jackson cree posible conjugarlos armoniosamente, afirmando que hay que confinar a los gobernantes en su función propia, la de proteger a las personas y los bienes.

El método de Tocqueville es el mismo en La Dèmocratie en Amérique que estudia una sociedad contemporánea, que en L' Ancien Régime. que evocar la historia de la sociedad francesa. Toda su obra es una meditación sobre la libertad, la obra de un moralista. No se preocupa por describir e tema, sino que busca una respuesta a la pregunta sobre la manera de conciliar la libertad con la igualdad. 

La obra de Tocqueville se encuentra, pues, en las antípodas del positivismo, por no ser objetiva. Está, por el contrario, movida por la pasión, encauzada a través de intuiciones fulgurantes. Es muy mencionada la página que redactó sobre el futuro de Estados Unidos y Rusia, destinados a repartirse el planeta, pero es curioso también prestar atención a su cercanía con Marx al expresar que "se es ante todo de su clase, antes de ser de su opinión", que sólo las clases "deben ocupar la historia".

La Dèmocratie en Amérique surge de una reflexión sobre la igualdad. Afirma Tocqueville que los hombres tienen una eterna e invencible pasión por la igualdad, que lleva a que las sociedades evolucionen naturalmente hacia ella, hacia la democracia. Esta evolución, aunque le llena de terror, no le lleva a oponerse a ella por parecerle inútil e ilusorio. Más bien, es menester entender la democracia para impedir que caiga en la anarquía o la tiranía. 

L' Ancien Régime et la Révolution, por su parte, reflexiona sobre la centralización y la decadencia aristocrática. La centralización monárquica conduce, según él, al mismo resultado que el nivelamiento democrático: el aislamiento de los individuos y su incapacidad de oponerse al despotismo. Este es, pues, el libro de un derrotado que no ha renunciado a la esperanza. 

La libertad domina toda su obra, es la pasión de su vida (cómo él mismo lo dijo), y busca la manera de protegerla. Contrariamente a Montesquieu, no cree en los cuerpos intermedios, y es hostil al 
presidencialismo y partidario del sistema bicameral. 

Y a los males de la democracia, que tanto temía a la vez que defendía, preconizó tres remedios, a fin de evitar el individualismo. En principio, la descentralización administrativa, las libertades locales y provinciales, afirmando que el espíritu de comunidad es un elemento de orden público. En segundo lugar, la creación de asociaciones varias, que ayuden a formar un sustituto de la aristocracia. No es posible refundar la aristocracia, pero nada impide, decía constituirla mediante asociaciones de personas aristocráticas. Por último, pero no menos importante, las cualidades morales, la responsabilidad y la pasión por el bien público han de ser fomentadas, siendo como era un partidario de la primacía moral sobre la política.
 
Bibliografía

"Historia de las ideas políticas", de Jean Touchard.


miércoles, 7 de julio de 2021

Racionalidad, responsabilidad y mercado: mi crítica personal al liberalismo

Sostengo que un libre mercado plenamente funcional es contradictorio con la naturaleza humana en un nivel fundamental, al menos en el grado de complejidad que este ha alcanzado en la actualidad.

La economía conductual puede definirse como la rama de la Economía que pretende aplicar principios psicológicos a los análisis económicos, que ganó cierta relevancia en los círculos intelectuales a raíz de la entrega del Premio de Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel 2017 a una de sus principales figuras, el economista y profesor de la Universidad de Chicago Richard Thaler. El mérito de Thaler y los economistas conductuales, es haber incorporado varios principios de la psicología en el análisis económico, logrando así una mejor comprensión de la toma de decisiones en los agentes económicos, anterior considerados como agentes racionales y optimizadores, al tomar en cuenta las preferencias sociales, y lo que es más importante, nuestra racionalidad limitada y falta de autocontrol.

En el marco de la racionalidad limitada, el profesor Thaler desarrolló la teoría de la contabilidad mental, que indica que las personas tienden a simplificar sus decisiones financieras a través de la creación de cuentas mentales diferentes para cada tipo de gasto.

Esta noción sirve para explicar como, con frecuencia, podemos endeudarnos en determinados gastos, manteniendo intacto el dinero que mentalmente hemos destinado a otros, que podrían parecer superfluos.

En esta misma línea, Thaler ha desarrollado también estudios sobre el efecto dotación, que sugiere que solemos asignar un mayor valor a las cosas por el mero hecho de ser nuestras.

En lo referente a preferencias colectivas, sus investigaciones sobre la noción de justicia en la toma de decisiones han sido muy importantes, al demostrar que la preocupación por la misma y por la  equidad por parte de los consumidores es incluso capaz de detener el aumento en períodos de alta demanda, como cuando dejamos de comprar paraguas en tiempos de mucha lluvia molestos por el incremento de precios por parte de los vendedores.

Sin embargo, el que a mis ojos es el mayor aporte de la economía conductual, tiene que ver con la demostración de hasta qué punto puede influirnos nuestra gran falta de autocontrol.

A partir de nociones de la psicología y las neurociencias, Thaler sugirió analizar el problema de la falta de autocontrol a través del modelo del planeador-hacedor, que ha servido para explicar cómo muchas veces nuestras tentaciones de corto plazo suelen vencer nuestras metas racionales de largo plazo, como nuestro yo-hacedor, irracional y cortoplacista, suele superar al yo-planeador, racional y de largo plazo.

En base a la evidencia recolectada, Thaler escribió en 2008, junto a su colega Cass Sunstein, el libro Nudge: Improving Decisions about Health, Wealth, and Happiness, donde desarrolló varios conceptos que fueron clave en el desarrollo de la administración Obama en los Estados Unidos, y de David Cameron en el Reino Unido.

Como método para controlar estas irracionalidades, Thaler propuso los así llamados empujones, un estilo sutil de política que utiliza refuerzos positivos para alentar a las personas a tomar decisiones más cercanas a su parte planificadora sin ejercer coacción y preservando la libre elección, el así llamado paternalismo libertario[1].

Más allá de las críticas hacia el trabajo de Thaler (como la acusación de identificar erróneamente la economía neoclásica con la defensa del mercado libre, o o ignorar a los economistas que no son neoclásicos, como los austríacos[2]), parece ser evidente que sus aportes han sido efectivos y útiles.

Un artículo publicado en The New York Times el 23 de Febrero del 2016, nos da un buen ejemplo.

El corto ensayo empieza con la pregunta de porqué los estadounidenses no ahorran más para la vejez incluso cuando sus empleadores prometen igualar sus ahorros, sacando la respuesta de la psicología: la procrastinación.

La solución planteada, que de hecho se aplicó en la realidad, consiste en, en lugar de dar a los trabajadores la opción de inscribirse en un plan de ahorro para la jubilación, inscribirlos automáticamente y darles la opción de no participar, lo cual resultó en un nivel empírico en un incremento notable de la participación en estos planes. Logros que, sin embargo, fueron insuficientes[3].

Soy de la idea -confirmada por los datos que acabo de presentar- de que con frecuencia la dilación, los sesgos cognitivos o simplemente la estupidez nos ganan, y de que eso tiene una influencia clave en el desarrollo de los procesos económicos.

Hasta la década de 1980, la hipótesis dominante era la de los mercados eficientes. Algunos piensan que fue la crisis financiera mundial, con su colapso de los mercados de crédito y la consiguiente caída del 50% en las acciones globales, lo que hizo que la fe en ella empezara a ser cuestionada. Pero esto realmente sucedió en los 80. Probablemente, fue el colapso de Octubre de 1987 lo que la quitó del trono, pues la caída de las acciones estadounidenses en más de un 30% y las australianas en un 50% en dos meses cuando había muy poca información nueva para justificar eso simplemente no podían ser explicadas.

Estudio tras estudio ha demostrado la volatilidad del mercado de acciones, que es sencillamente demasiado alta para ser explicada sólo por los fundamentos de la inversión: también la psicología influye en el desarrollo de las fases alcistas y bajistas en los mercados de inversión.

Muchos estudios han demostrado que los humanos en general somos una especie irracional e imperfecta, que sufre numerosas fallas de razonamiento. Las seis principales, son las que siguen.

En primer lugar, tendemos a extrapolar el presente hacia el futuro. Minimizamos la incertidumbre y asumimos que las tendencias recientes, buenas o malas continuarán, cosa que creo que todos hemos experimentado en nuestra vida cotidiana, y que seguramente tiene mucho que ver en decisiones radicales como el suicidio.

En segundo lugar, damos demasiado peso a las recientes experiencias espectaculares o personales en la evaluación de la probabilidad de que un evento suceda. Esto da como resultado una implicación emocional en la estrategia de inversión. Por poner un ejemplo, si un inversor ha experimentado una inversión ganadora últimamente, es probable que espere que las cosas continúen así. Una vez que comienza una burbuja, el compromiso emocional de los inversores no hace más que ayudarla a perpetuarse.

En tercer lugar, tenemos al exceso de confianza: las personas tienden a confiar demasiado en sus propias capacidades de inversión, particularmente los hombres[4]. Un ejemplo de esto, es cómo el único banco de Islandia que operó en números positivos durante la crisis de 2008 era uno dirigido exclusivamente por mujeres, cosa en la que probablemente influyeron las hormonas masculinas y su tendencia a generar exceso de confianza[5]. A esto podemos inferirlo sobre la base de lo que sabemos con respecto a la forma de operar con el dinero de hombres y mujeres: según un artículo de The Wall Street Journal, las mujeres se concentran mucho más en el futuro que los hombres, quienes tienden además a no reconocer los errores a tiempo, por lo que asumen mayores pérdidas. En cambio, ellas toman decisiones más lentamente, a raíz de una aversión al riesgo que las caracteriza no sólo en materia de inversiones, sino en todos los aspectos de la vida, cosa que se refleja en su tendencia a evitar los riesgos y a asegurar su tasa de retorno[6].

Como cuarto punto, tendemos a la excesiva lentitud a la hora de ajustar las expectativas a la nueva información, lo cual explica por qué las burbujas y bloqueos de mercado normalmente se desarrollan durante largos períodos.

Con la cuestión de la información se relaciona su uso selectivo, cuando ignoramos la información que entra en conflicto con las vistas actuales. Los humanos tendemos  a hacer nuestra propia realidad, lo que no hace más (o más bien, hace mucho, mucho más) que colaborar con las burbujas.

Por último, pero no menos importante, tenemos a la expresión de deseos, que se refiere a que las personas tienden a requerir menos información para predecir un evento deseable que uno no deseado, lo cual explicaría en parte porqué las burbujas de precios de activos normalmente preceden a los accidentes[7].

Otro ejemplo, más sutil pero a la vez mucho más evidente de aparente irracionalidad en el comportamiento de los agentes económicos, tiene que ver con la cuestión salarial. Permítame usted contarle una historia: en el año 1914, Henry Ford realizó un gran anuncio que conmocionó al país, hasta el punto de causar que el editor financiero de The New York Times se tambaleara en la sala de redacción y le preguntara a su personal si acaso el señor Ford se había vuelto loco.

Esa mañana, la Ford Motor Company comenzó a pagar a sus empleados cinco dólares al día, más del doble del salario promedio de los fabricantes de automóviles en 1914. Además, estaba reduciendo la jornada laboral de nueve horas a ocho horas, una caída significativa de la semana laboral de 60 horas que era el estándar en la fabricación estadounidense.

Según un artículo en el Post patrocinado por el fabricante, Ford llegó a la nueva escala salarial durante una reunión con sus gerentes.

Escribió en la pizarra los estándares salariales de Ford: salario mínimo de dos dólares y treinta y cuatro centavos por una jornada de nueve horas. Arrojó la tiza, y ordenó calcular cuanto más se le podía dar a sus hombres. Los ejecutivos de Ford trabajaron durante todo el día, añadiendo veinticinco centavos por hora, con Ford continuamente reclamando que no era suficiente.

Cuando habían duplicado el salario hasta cuatro dólares con ochenta centavos alguien sugirió, quizá irónicamente, incrementarlo a cinco, a lo que Ford accedió.

Un reportero del Times viajó a Detroit para aprender más sobre este movimiento. Al llegar allí, encontró a los fabricantes entrando en pánico y prediciendo desastres. Dijeron que los salarios más altos causarían que otros empleadores abandonen la ciudad, y que los que se quedaran y trataran de igualar los salarios de Ford irían a la quiebra, además de la misma Ford Motor Company.

Afortunadamente, el periodista pudo tener una audiencia con Henry Ford, y entrevistarse con él durante dos largos días. Los resultados de esa entrevista se encuentran en su libro de 1952 The Wild Wheel. Recordó haber preguntado a Ford porqué aumentó los salarios cuando todos los demás intentaban reducirlos a la cifra más baja posible, a lo que él respondió que si el corazón del barrendero está en su trabajo, puede ahorrarnos cinco dólares al día recogiendo herramientas pequeñas en lugar de barrerlas.

Ford se dio cuenta que necesitaba salarios más altos para retener a los trabajadores y que estos pudieran soportar la presión y monotonía de su línea de montaje. El ritmo del trabajo eran tan exigente que muchos obreros eran incapaces de soportarlos durante nueve horas por dos dólares y treinta y cuatro centavos al día[8]. En 1913, Ford contrató a más de 52.000 hombres para mantener una fuerza laboral de sólo 14.000. Los nuevos trabajadores requerían un costoso período de asentamiento, lo cual empeoró las cosas para la empresa. El aumento en el costo y la demora en la producción impedían a Ford vender sus autos al bajo precio que quería, por lo que se necesitaban medidas drásticas para mantener su producción.

Hay, además, algunos matices que añadir: la tarifa de cinco dólares al día era aproximadamente la mitad de la paga y la mitad de la bonificación. Esta vino con los requisitos de carácter, y fue aplicada por la Organización de Socialización: esta era un comité que visitaba las casas de los empleados, para asegurarse de que hacían las cosas a la manera americana. Se suponía que debían evitar el juego y la bebida, aprender inglés y, en muchos casos, asistir a clases para americanizarse. Las mujeres no eran elegibles para el bono a menos que fuesen solteras y sostuvieran a su familia. Además, los hombres no eran elegibles si sus esposas trabajaban fuera del hogar[9].

Pero Ford tenía una razón de todavía más peso para incrementar su salarios, que señaló en un libro de 1926, Today and Tomorrow:[...]El propietario, los empleados y el público comprador son todos iguales, y a menos que una industria pueda manejarse a sí misma para mantener los salarios altos y los precios bajos, se autodestruye, ya que de lo contrario limita el número de sus clientes. Los propios empleados deberían ser sus mejores clientes. [...]Aumentamos el poder de compra de nuestra propia gente, y ellos aumentaron el poder de compra de otras personas, y así sucesivamente[...] Es esta idea de aumentar el poder de compra pagando altos salarios y vendiendo a precios bajos lo que está detrás de la prosperidad de este país[10].

En 1919, ante el éxito de la medida (la empresa pasó de vender 308.000 modelos a 501.000 en un año), Ford volvió a aumentar su salario mínimo, esta vez a seis dólares diarios, con los mismos resultados. Al respecto, Ford le dijo a Garret:  [el] pago de cinco dólares al día por un día de ocho horas fue uno de los mejores movimientos de reducción de costos que hemos hecho, y el salario de seis dólares al día es más barato que los cinco. No sabemos hasta dónde llegará esto.

El destino sabe de ironías, y este es sin duda un ejemplo: en 1929, a raíz del colapso del mercado de valores, aumentó los salarios a siete dólares diarios, con la esperanza de una recuperación económica, pero esta vez no funcionó: la crisis no hizo más que profundizarse. La culpa, según él, radicaba en que los empresarios ponían el motivo de las ganancias sobre lo que el refería como el de los salarios.

Ford le explicó a Garret que cuando las empresas solo pensaban en las ganancias para los propietarios 'en lugar de proporcionar bienes para todos', con frecuencia fracasaban.

Aunque logró darle a la compañía ganancias récord, el mayor logro de Ford fue sin embargo establecer un estándar para los salarios que, a pesar de todas las predicciones de fatalidad para su empresa, todas las demás compañías se vieron obligadas a adoptar[11]. Pero...¿Realmente se mantuvo esa política con el paso del tiempo? Esta cuestión no es baladí, puesto que puede definir la necesidad de regulaciones como los salarios mínimos o la actividad sindical. Si, como argumentó una vez un liberal en una discusión que sostuve, el mercado puede generar por sí solo esta clase de situaciones ¿Para qué es necesaria la actividad sindical? Es más: esta podría ser un estorbo, considerando que los salarios flexibles pueden ayudar a recuperaciones rápidas en crisis económicas (aunque lo hagan a costo de mantener niveles aberrantes de pobreza y desigualdad).

Analicemos lo que los datos nos dicen: Henry Ford falleció en 1947. Hacia 1957, un año que, aún habiendo sido el preámbulo de la crisis del 58[12] fue realmente bueno en materia económica para los Estados Unidos[13] (probablemente mejor que 1914, considerando la recesión que golpeó al país en ese año[14]), el salario promedio anual para los trabajadores a tiempo completo era de 4.713 dólares[15], lo cual equivale a un dólar y sesenta y un centavos por hora, y según Dollar Times, un servicio de cálculo del valor de la moneda por años de la compañía H. Brothers Inc., esto corresponde a quince dólares actuales. El poco más de medio dólar por hora pagado por Ford en 1914, calculado también según este servicio, equivalía a dieciséis dólares actuales[16]. El salario mínimo, a su vez, correspondía a un dólar[17], lo cual, siguiendo la metodología anterior, equivaldría a nueve dólares con treinta y un centavos de 2020.

Aparentemente, la capacidad de pago de las empresas estadounidenses en 1957, superior a la de 1914, hubiera permitido un incremento salarial que se tradujera en mayor consumo para sus industrias, siempre, claro está, que este se realizara de forma colectiva, por medio de un acuerdo común. ¿Por qué no fue esto lo que se observó? Sabemos que Ford fue capaz de ejecutar una paga mayor en tiempos menos favorables, con lo que la rentabilidad no es excusa, sea cual sea el nivel de impuestos. Es cierto: en 1914, estos eran del 4% para los mayores ingresos, pero en 1919, cuando se produjo el segundo incremento salarial de Ford, habían llegado al 64,5%, habiendo sido del 88% en 1957[18]. Este incremento en aproximadamente un tercio puede parecer enorme, pero no olvidemos que el PBI per cápita era el doble de grande en el segundo año[19], y que el salario mínimo (es decir, capaz de pagarse por cualquier empresa) poco menor al de una de las empresas más grandes en 1919 es testimonio de lo anterior. Tampoco se puede argüir la cuestión de los acuerdos que incitan a romperse, puesto que lo lógico en ese contexto sería acudir al Estado en su papel de agente regulador, o mucho más sencillo, negociaciones por contrato.

La hipótesis de la irracionalidad estructural, elaborada por su servidor, pretende explicar esta clase de fenómenos: distingue entre irracionalidades esporádicas, aquellas capaces de generar crisis financieras a gran escala, de las que se manifiestan de forma continuada en el tiempo, hasta el punto de formar parte del sistema económico.

Podría alguien argumentar que este problema puede resolverse educando al empresariado, hasta el punto de volver innecesaria la intervención estatal. Pero ignora que hay una razón por la que elegí 1957 como punto de referencia, además de su prosperidad: en ese año se cumplió la década desde la muerte de Ford. El que toda su lección se haya perdido en menos de diez años, habla muy mal del capitalismo liberal.

Pero recapitulemos: estoy convencido de que una de las causas de las crisis financieras tiene que ver con los comportamientos irracionales de los agentes económicos. Y es que incluso si la teoría austríaca del ciclo económico tuviese parte de verdad, esta definitivamente no bastaría como descripción completa del fenómeno, cosa evidente al estudiar la previa de la fundación de la Reserva Federal: sólo en el siglo XIX, se vieron 18 crisis financieras[20]. Que sí, que en aquellos tiempos existían los bancos estatales, pero estos por definición no se ocupan de la política monetaria[21], con lo que no podrían haber cumplido las funciones requeridas para generar un ciclo austríaco.

Pero no hace falta irnos al siglo XIX: en el mismo 2008, la Comisión Nacional de Investigación de la Crisis Financiera concluyó que la crisis (causada por la desregulación financiera de años anteriores) era evitable por medio de una regulación más eficiente[22] [23], una observación que no tendría sentido en el marco de la teoría austríaca. A esto, habría que añadir el hecho de que antes de la crisis de 2008, las tasas de interés no sólo no bajaron, sino que se incrementaron[24].

Otras explicaciones "estatistas" de la crisis, como la que se relaciona con la Ley de Reinversión Comunitaria de 1977 (que alienta los préstamos bancarios a vecindarios de ingresos bajos y moderados), tampoco tienen aval en los datos reales. La Junta de la Reserva Federal descubrió que no había conexión entre esta ley y la crisis de las hipotecas de alto riesgo. Su investigación demostró que el 60% de los préstamos subprime se destinaron a a los prestatarios de mayores ingresos, fuera de las áreas de la ley.

Además, el 20% de los préstamos de alto riesgo que se destinaron a áreas de ghetto fueron originados por prestamistas que no estaban intentando cumplirla. Sólo el 6% de los préstamos de alto riesgo fueron otorgados por prestamistas cubiertos por ella a vecindarios seleccionados. Además, la FED observó que la morosidad hipotecaria estaba en todas partes, no sólo en las zonas de bajos ingresos.

Si la Ley de Reinversión Comunitaria contribuyó a la crisis financiera, su impacto fue pequeño. Un estudio del MIT encontró que los bancos aumentaron sus préstamos riesgosos en aproximadamente un 5% en los meses previos a la inspección de la ley. Esto sucedía con mayor frecuencia en las áreas "verdes"[25].

La única explicación razonable a una crisis causada por préstamos mal dados, parece ser el irracional comportamiento de los agentes económicos, o la falta de información de los mismos. En cualquier caso, parece ser evidente que el Estado como agente regulador es imprescindible, aunque su función se limite a meros empujones.

Alguien podría argumentar que, aún siendo las personas falibles, el Estado está también compuesto por personas, con lo que brindarle mayor poder no resolvería el problema. Olvidan quienes realizan esta afirmación que la irracionalidad puede ser paliada por el desapasionamiento y la menor incertidumbre (ocasionada por el mayor tiempo para reflexionar) de la vida política.

Bibliografía

1.Carrasco, Marco. "Richard Thaler y el auge de la Economía Conductual, por Marco Carrasco". Ver informe completo en: https://lucidez.pe/richard-thaler-y-el-auge-de-la-economia-conductual-por-marco-carrasco/

2.Rodríguez Braun, Carlos. "Todo lo que he aprendido con la psicología económica". Ver informe completo en: https://elcultural.com/Todo-lo-que-he-aprendido-con-la-psicologia-economica

3.The New York Times. "Nudges Aren’t Enough for Problems Like Retirement Savings". Ver informe completo en: https://www.nytimes.com/2016/02/24/business/economy/nudges-arent-enough-to-solve-societys-problems.html?_r=0

4.Oliver, Shane. "Take advantage of the “madness of crowds” to become a successful share investor." Ver informe completo en: https://www.asx.com.au/201105-why-markets-are-irrational.htm

5.Moore, Michael. "¿Qué invadimos ahora?" Minuto 1:41:00. Ver documental completo en: https://www.youtube.com/watch?v=wN_YS-qhTcc

6.Neffa, Gustavo. "Las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de invertir". Ver informe completo en: https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/las-diferencias-entre-hombres-y-mujeres-la-hora-de-invertir

7.Oliver, Shane. "Take advantage of the “madness of crowds” to become a successful share investor." Ver informe completo en: https://www.asx.com.au/201105-why-markets-are-irrational.htm

8.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/

9.Worstall, Tim. "The Story of Henry Ford's $5 a Day Wages: It's Not What You Think". Ver informe completo en: https://www.forbes.com/sites/timworstall/2012/03/04/the-story-of-henry-fords-5-a-day-wages-its-not-what-you-think/#753338f7766d

10.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/

11.Nilsson, Jeff. "Why Did Henry Ford Double His Minimum Wage?" Ver informe completo en: https://www.saturdayeveningpost.com/2014/01/ford-doubles-minimum-wage/

12.Time. "The Recession of 1958". Ver informe completo en: http://content.time.com/time/photogallery/0,29307,1850639_1780848,00.html

13.Economic Report of the President of 1958. Chapter II. Ver informe completo en: https://fraser.stlouisfed.org/files/docs/publications/ERP/1958/ERP1958_Chapter2.pdf

14.National Bureau of Economic Research. "US Business Cycle Expansions and Contractions". Ver informe completo en: https://www.nber.org/cycles.html

15.Libraries. University of Missouri. "Prices and Wages by Decade: 1950-1959". Ver informe completo en: http://libraryguides.missouri.edu/pricesandwages/1950-1959

16.Dollar Times: https://www.dollartimes.com/inflation/items/1947-united-states-minimum-wage

17.U.S. Department of Labor. "History of Changes to the Minimum Wage Law". Ver informe completo en: https://www.dol.gov/agencies/whd/minimum-wage/history

18.King, Ritchie. "Check your US tax rate for 2012—and every year since 1913". Ver informe completo en: https://qz.com/74271/income-tax-rates-since-1913/

19.Becker Friedman Institute. "U.S. Real GDP Per Capita (1900 – 2017): Current Economy vs Historical Trend Line". Ver informe completo en: https://bfi.uchicago.edu/insight/chart/u-s-real-gdp-per-capita-1900-2017-current-economy-vs-historical-trendline/

19.Henley, John. "Show us the money". Ver informe completo en: https://www.theguardian.com/money/2007/sep/19/business

20.Investopedia. "State Bank". Ver informe completo en: https://www.investopedia.com/terms/s/state-bank.asp

22.The Huffington Post. "Financial Crisis Inquiry Commission’s 10 Major Findings". Ver informe completo en: https://www.huffpost.com/entry/financial-crisis-inquiry-commission-findings_n_814935

23.The Financial Crisis Inquiry Report. Ver informe completo en: http://fcic-static.law.stanford.edu/cdn_media/fcic-reports/fcic_final_report_full.pdf

24."Effective Federal Funds Rate". Ver informe completo en:  https://fred.stlouisfed.org/series/FEDFUNDS

25.The Balance. "Community Reinvestment Act". Ver informe completo en: https://www.thebalance.com/community-reinvestment-act-3305681

¿Qué son las terapias de conversión? La crítica de un católico

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